Sólo soy una madre, me llamo Pilar y mi única hija es deficiente psíquica. Me gustaría llamar la atención, a la opinión pública en general y a los políticos en particular, de mi descontento en cuanto al abandono de servicios que sufrimos las personas afectadas y sus familias.
En mi caso por ejemplo una está gestionada por el Ayuntamiento del municipio y está saturada, la otra, que es a la que asiste mi hija, es privada concertada, y tenemos que desembolsar mensualmente servicios complementarios y de comedor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de abril de 2002