La cínica broma de Sharon, ofreciendo en rueda de prensa a Arafat un billete de salida de Ramala sin posibilidad de vuelta, no sólo nos expone un ejemplo más del calibre moral de un individuo que lleva por la vida el inquietante alias de Carnicero. El sarcasmo, además, tiene un siniestro antecedente (como casi todo en la historia del sionismo, de sus personajes, de sus ideas, de sus prácticas, de sus objetivos) en la historia del régimen nazi. El sionismo se empeña en imitar al nazismo hasta en la letra pequeña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de abril de 2002