Enrique L. A., un policía de 50 años acusado de agredir sexualmente a una mujer peruana cuando ésta se encontraba, en junio de 1998, en los calabozos del Registro Central de Detenidos de Madrid, negó ayer ser autor de este delito. 'Yo sólo la acompañé a la celda y la cerré. Lo único que hice fue meterla en la celda y cerrarla', declaró el procesado durante el juicio que ayer comenzó en la Audiencia Provincial de Madrid.
El fiscal reclama 10 años de prisión e inhabilitación para el policía, mientras que la acusación particular pide 16 años por los delitos de agresión sexual y torturas, y la abogada de la acusación popular solicita 15 años.
Según el fiscal, sobre las dos de la madrugada del día de autos Enrique L. A. abrió la celda donde se encontraba Miriam Rosa V., de 39 años, y le ofreció un cigarrillo al tiempo que se sentaba en la cama e intentaba besarla. En ese momento, la mujer pidió ir al baño y, mientras se lavaba las manos, el procesado, 'agarrándola por la cintura, comenzó a manosearla e intentó llevarla a una cama próxima'. 'Le dijo que no se preocupara, porque se había sometido a una vasectomía', relata el fiscal, quien agrega que la detenida consiguió soltarse.
'No me llegó a penetrar', afirmó ayer la mujer, que en su día fue detenida 'por no llevar papeles'. Según los peritos, los restos de semen detectados en la ropa de la mujer 'no provienen del acusado'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de abril de 2002