Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Los 'charlas' del circuito

Miguel Ángel Jiménez también recurrió a un psicólogo para superar su bache

La escena fue hace unas semanas. Miguel Ángel Jiménez, que lleva casi tan mal como la comida americana contar su vida en inglés, tenía a un lado a Stuart, el estadounidense con el que trabaja desde hace años su técnica de juego, y al otro a Paul, un psicólogo suizo. No se conocían y se trataba de presentarlos. "Paul, te presento a Stuart, mi swing coach", dijo Jiménez en su cerrado inglés con acento malagueño al suizo. "Stuart, te presento a Paul, mi head coach [primer entrenador]". Stuart se sobresaltó y le preguntó, "¿qué pasa? ¿estoy despedido?".

Jiménez no despidió al bueno de Stuart, pero sí mantuvo a Paul, y con los dos trabaja el mejor golfista desconocido, como le bautizaron en Estados Unidos hace un par de años, un golfista más que ha recurrido a un psicólogo para salir de un bache de resultados. Y parece que le funciona. Jiménez, que ha sufrido este invierno en el circuito americano brotes de melancolía, nostalgia, la autoestima por los suelos, llegó a Augusta sonriente y confiado. Comenzó muy bien el Masters y entre los primeros se mantuvo hasta ayer. "Me viene muy bien Paul", dice el malagueño.

Pero si a Jiménez le ha ido bien, mucho mejor le va al belga Jos Vanstiphout, el psicólogo de todos, el hombre de moda, el hombre menudo que llegó a grabar un single en Brasil al frente de la banda Mayfair Set, y que administra, a cambio de un salario base y un pellizco del 7% de sus premios, la salud mental de los jugadores más calientes del circuito. Quien se sienta deprimido y en baja forma, ya sabe lo que tiene que hacer, llamar a Vanstiphout y ponerse a la cola. Su trabajo, que incluye sesiones de diván y medicación ad hoc (en los grandes circuitos de golf no hay control antidopaje), pasaba más o menos inadvertido hasta que se produjo la explosión Goosen en el pasado Open de Estados Unidos.

Fue el día en que más notorio se hizo el sarpullido de waggles (meneos de palo) de Sergio García. El surafricano llegó al último hoyo con ventaja. Dejó la bola en el green a tres metros del agujero. Le bastaban dos putts para ganar. Le temblaron las manos. Hizo tres. Tendría que jugar el desempate a 18 hoyos el día siguiente. Su fama de acomplejado a la sombra de su compatriota Els se acrecentó. Por la noche habló casi una hora con el psicólogo belga. Dice Vanstiphout que todo se resumió a una pregunta y una respuesta. "¿Qué conclusión has sacado de lo de hoy?", preguntó el psicólogo. "Que puedo ganarlos a todos", respondió, con la lección bien aprendida, Goosen. "Perfecto", le dijo Vanstiphout. "Mañana ganarás".

A Goosen no le temblaron las manos. Ganó. Y Vanstiphout más. La cola de clientes se le hizo enorme. El mismísimo Ernie Els le llamó. Llevaba un bache apreciable y desde que el psicólogo le da charlas ha ganado tres torneos. Darren Clarke también está en la lista, y Thomas Bjorn, Adam Scott, Michael Campbell... Y esto, dicen, no ha hecho más que empezar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de abril de 2002