Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Otra muerte anunciada

Si no fuera porque ahora siento el dolor de un amigo, yo nunca habría escrito esta carta, que no pretende ser denuncia, pues otras voces más potentes que la mía ya lo han hecho hasta la saciedad, sino un reproche hacía los que permiten que una y otra vez la barbarie destroce tantas vidas y familias. Otra vez, un criminal ha vuelto a segar la vida de una mujer, en plena calle, ante los ojos impotentes de amigos y ciudadanos. Otra vez un loco asesino andaba suelto, cuando caían sobre él innumerables denuncias ante los jueces por maltratos y por amenazas, por no dejar vivir tranquila a toda una familia, que cerrando filas en torno a un ser querido ahora llora la desgracia. De nuevo las leyes de este país no tienen nada que ver con la realidad que estamos viviendo y, lejos de proteger a la gente que sufre, sólo sirven para que, cada vez más, todos nos sintamos engañados y desvalidos, hartos y con los dientes apretados por no poder descargar tanta rabia que nos nace dentro.

Otra vez hemos sido testigos de una muerte anunciada, pero esta vez es un amigo el que llora, por eso ahora lo siento cerca y no puedo hacer otra cosa que escribir y señalar con desilusión a aquellos que han vuelto a permitir que otra historia de cada día tenga este triste fin.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de abril de 2002