Se llegaron a realizar castings entre los supuestos amigos de Antonio Anglés para elegir el testimonio más escabroso para salir en un programa de televisión. Sin tapujos, uno de los testigos declaraba en el juicio lo contrario que había dicho la noche anterior. 'Una cosa es la televisión y otra el juicio', se justificaba. Pero no sólo las cadenas se cebaron en el asesinato de las tres niñas de Alcàsser. También la prensa y la radio. La cobertura del dramático suceso, de hecho, marcó un punto de inflexión en el periodismo español. El camino quedó expedito para la 'lluvia de sangre y mierda', para la manipulación periodística en pos de la máxima audiencia.
Así lo afirmó ayer el periodista valenciano Joan M. Oleaque en la presentación de su libro Des de la tenebra. Un descens al cas Alcàsser (Empúries), en la Facultad de Filología de Valencia. El propósito inicial del redactor de la revista El Temps, colaborador de EL PAÍS y antiguo vecino de Anglés, fue 'dignificar' el periodismo de sucesos, que considera el más interesante por su aproximación a la realidad.
Se trata del análisis más completo recogido en un libro sobre el caso Alcàsser. La primera parte relata los hechos y esboza la biografía de los protagonistas, aportando nueva información. La segunda, analiza los medios de comunicación. Tras cubrir el caso, Oleaque ha empleado cinco años en la investigación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de abril de 2002