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COLUMNA

Amanecí de bala

Es más rápida la espada bolivariana que el ojo del marine. En 33 horas, Hugo Chávez dio la vuelta a la tortilla que se guisaban la oposición venezolana, y los estafermos de la Administración Bush. Desde el primer momento estaba claro: se había perpetrado un golpe de Estado en toda regla, contra el presidente de Venezuela, elegido democráticamente. Cuando el New York Times, con rotundidad, y el Newsweek, con tibieza, lo confirmaron, las democracias occidentales que habían celebrado el final de un Chávez incómodo, se quedaron lívidas. Estos campeones de la libertad y de la igualdad, dentro de un orden y de unas élites financieras, se envainaron sus talonarios. La UE se equivocó otra vez. La UE no es más que la ceca del euro. Articulada desde el capital y para al capital, ya ha mostrado su verdadero rostro, su cinismo y su fracaso: desde la bofetada de Sharon, al excluir a los Quince, con Arafat, de una posible conferencia de paz; a la bofetada de Chávez, al recuperar la presidencia de su país. 30 años y seguimos igual: Estados Unidos organizando golpes y ordenando rapiñas y escabechinas a las oligarquías latinoamericanas; y la Europa opulenta y retórica, reverenciado al cesarismo de Washington, y cediéndole bases y liderazgo. Por su debilidad y por su recelo a una Europa de los ciudadanos, la UE no tiene autoridad, y sí un variopinto catálogo de histriones, mequetrefes y fascistas.

Hugo Chávez puede ser un populista, un payaso, un mamarracho, pero le ha plantado cara a las marionetas de la casa Blanca y a la propia Casa Blanca, que es la casa del Pánico y el origen de un aventurerismo ecuménico y matón. Los payasos y mamarrachos europeos no solo no plantan cara a Bush ni a Sharon, si no que se bajan lo que se les pida. Qué panda de pedigüeños y sumisos. Con todo, es preferible Chávez y los desposeídos venezolanos, a Pedro Carmona, patrón de patrones, que exigía el poder absoluto, y que le hubiera dado lecciones de corrupción al pintoresco ex teniente coronel. Y hasta es muy posible que Chávez cante mejor que Berlusconi.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de abril de 2002