Nada más ser nombrado nuevo Presidente del Tribunal Constitucional, el señor Jiménez de Parga hizo unas polémicas declaraciones en las que, alababa las tropelías jurídicas del presidente de EE UU a cuenta del terrorismo, y terminaba con un innecesario y ofensivo sarcasmo a cuenta de un 'lehendakari del Missisipi. Hace pocos días ha realizado otras declaraciones sobre el no menos polémico proyecto de Ley de Partidos, con una encendida defensa del mismo y expresando sin ambages su satisfacción por que se pretenda ilegalizar a Batasuna.
El respetable ciudadano y jurista señor Jiménez de Parga es muy dueño de tener estas opiniones, pero resulta que es el presidente del Tribunal Constitucional, que, con gran probabilidad, deberá decidir en amparo sobre tema tan delicado constitucionalmente como la ilegalización de un partido político. Habría hecho muy bien en no manifestar públicamente sus opiniones sobre este asunto, ya que, en pura coherencia jurídica, deberá ahora abstenerse si le toca juzgar el caso, ya que es pública y notoria su postura previa de carácter político sobre el caso, y por tanto obvia su falta de imparcialidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de abril de 2002