El recuerdo del 11 de septiembre sobrecogió ayer Italia. Poco antes de las 18.00, una pequeña avioneta se estrelló contra el edificio más alto de Milán, la torre Pirelli, que alberga las oficinas del Gobierno regional de Lombardía. El brutal impacto destrozó completamente los pisos 25 y 26 del edificio y causó al menos tres muertos y más de sesenta heridos. Los bomberos lograron dominar en pocos minutos el incendio provocado por la explosión. La avioneta, procedente de Locarno (Suiza), sufrió una avería y esperaba autorización para un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Linate.
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Fueron momentos de terror los que se vivieron ayer en Milán, colapsado por los coches de bomberos y las ambulancias, que acudieron de inmediato al lugar del accidente, ocurrido a las 17.47. El incendio pudo ser dominado en pocos minutos. Decenas de personas se agolpaban en la plaza del Duque de Aosta, cerca de la estación central, donde está situado el edificio, conocido como el Pirellone, edificado en los cincuenta para servir de sede a la Pirelli, que hospeda el Gobierno regional desde 1978.
El rascacielos de 127 metros y 30 pisos es el más alto de Milán y uno de sus símbolos y en él trabajan unos 1.200 funcionarios. A la hora en la que la avioneta atravesó la fachada sólo unas 300 personas se encontraban dentro. Giovanni Mascolo, un empleado de la Región Lombardia, trabajaba en la planta 14 cuando escuchó un tremendo golpe. "El edificio empezó a temblar, y sin nervios, decidimos salir tranquilamente a la calle", declaró. Como él, decenas de personas lograron ponerse a salvo. Las víctimas y los heridos, la mayoría con cortes, eran ocupantes de los pisos 25 y 26, o transeúntes. Las plantas superiores estaban vacías porque están siendo rehabilitadas. En el 30 está el despacho del presidente de la región, Roberto Formigone, que estaba de viaje en India.
A la confusión y el pánico por lo espectacular del accidente, se añadió el recuerdo de los ataques terroristas del 11 de septiembre. El presidente del Senado, Marcello Pera, confirmó en un primer momento los peores temores. "De acuerdo con los datos en mi poder, puede ser un atentado terrorista". Poco después, el titular de Interior, Claudio Scajola, desmintió estas afirmaciones. "Los datos en poder del Viminale descartan que sea otra cosa que un accidente", aseguró. A las 20.00 horas, se confirmaba el nombre del piloto, Luigi Fasulo, un suizo-italiano de 65 años, una de las tres víctimas, junto a un empleado de la torre y una mujer que se encontraba en el edificio.
El primer ministro, Silvio Berlusconi, que se encontraba de visita oficial en Sofía, regresó a Roma donde reunió al Gabinete de emergencia. El espacio aéreo fue colocado en situación de alerta y el suceso fue notificado a la Casa Blanca. Las televisiones de medio mundo ofrecieron las imágenes del Pirellone humeante que ofrecía una estremecedora semejanza con el aspecto de las Torres Gemelas el 11-S. El consulado de Estados Unidos en Milán fue desalojado mientras la hipótesis de atentado parecía abrirse camino. La posibilidad de que un avión sobrevuele la ciudad de Milán y por una avería vaya a estrellarse contra un rascacielos símbolo de la pujanza económica de la Lombardia parece mínima.
Sin embargo, tanto la Agencia Nacional de Seguridad en Vuelo, como diversas autoridades italianas descartaron ayer casi completamente la posibilidad del atentado. En contra de esta hipótesis, aseguraron diversos expertos a la RAI, estaría el hecho de que la avioneta se estrelló en la parte alta del rascacielos, y con el depósito de carburante casi vacío. El piloto implicado en el suceso fue descrito por diversas personas como un experto aviador con más de 5.000 horas de vuelo, pero imprudente. Fasulo habría comunicado a la torre de control de Linate sus dificultades con el tren de aterrizaje, pero ante la imposibilidad de aterrizar en una pista para aviones pequeños, optó por dar varias vueltas e intentar resolver el problema.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de abril de 2002