Los tanques han empezado a volver a casa. El Ejército israelí ha iniciado un repliegue parcial de las ciudades autónomas palestinas invadidas en el transcurso de la operación Muro Defensivo iniciada el 29 de marzo. Los mandos militares esperan concluir la retirada antes del domingo, aunque han anunciado que mantendrán el asedio a la residencia de Arafat en Ramala y a la basílica de la Natividad en Belén.
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Las tropas también permanecerán atrincheradas en estado de alerta en las afueras de las ciudades. Los primeros tanques en replegarse han sido los que ocupaban el campo de refugiados de Yenín, que daban así por finalizada una operación iniciada el 3 de abril. Los tanques permanecen apostados en las fronteras de este núcleo devastado, que continúa siendo "zona militar cerrada". "La situación moralmente es repugnante", aseguró ayer en Yenín el enviado de Naciones Unidas en la zona, Terje Roed Larsen, quien junto con un grupo de expertos en destrucciones y ayuda recibió autorización para recorrer la zona. Larsen criticaba la actitud del Ejército israelí, que, aún después de finalizada la operación militar, impide la entrada de los equipos de rescate en el campo, para tratar de salvar a los heridos que se encuentran bajo los escombros.
Las criticas en voz alta de Larsen -"es un horror que supera el entendimiento" o "han destruido todo, parece como si hubiera ocurrido un terremoto"- han sido en las últimas horas corroboradas por otros responsables de organizaciones humanitarias, entre ellos Javier Zúñiga, director regional de Amnistía Internacional, que ha pedido la formación de una "comisión de investigación independiente" para aclarar lo ocurrido,. Peter Hansen, director de la Agencia de la ONU para ayuda a los refugiados palestinos (UNRWA), aseguró por su parte que Yenín es "un pequeño infierno" y calificaba lo sucedido de "matanza". Chris Patten, comisario de Exteriores de la UE, también pidió una investigación internacional.
Todo esto provocó ayer la respuesta airada del mando militar israelí, que insistió en la versión oficial, que reconoce que en este lugar hubo devastación, pero que se niega a aceptar que allí sucediera una matanza. Las fuentes militares dicen que el número total de muertos es de 45, lo que contradice las versiones palestinas, que hablan de 500. "Yenín no es un lugar de vacaciones ni un centro de placer; es la capital del terrorismo palestino, de los atentados suicidas", clamaba un portavoz militar.
Tampoco Belén es un lugar de vacaciones o de peregrinaje, sobre todo desde hace 16 días, cuando las tropas israelíes comenzaron el asedio a la basílica de la Natividad. Al Mokata, la residencia de Arafat en Ramala, también continuará cercada.
[En un discurso ante el Consejo de Seguridad, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió el despliegue de tropas internacionales armadas, con derecho a utilizar la fuerza, ante una situación que calificó de "tan peligrosa que la comunidad internacional tiene la obligación de proporcionar una asistencia de ese tipo".]
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de abril de 2002