Pepín Liria cumple esta tarde su segundo y último compromiso con la feria, y lo hace con ilusiones renovadas, como con mucho más empeño y ganas que en su primera corrida, cuando mató un encierro de María del Carmen Camacho, remendado el pasado miércoles con reses de Gavira. 'Yo no tenía mucha fe en esa corrida', dice el matador murciano. 'Aquellos toros los siguen vendiendo como un hierro comercial, pero ha estado a un nivel muy bajo en los últimos años. Y por algo ha pasado de la semana de farolillos al miércoles de preferia. Y encima, con remiendo de Gavira', concluye Liria.
Su valoración de aquella corrida se encaja con la opinión que en general le merece el resultado ganadero del resto de la feria. 'No me sorprende lo que está pasando. Estamos pasando por un momento ganadero muy delicado. Y no me gusta reconocerlo, porque es algo muy negativo para mi profesión, pero es así', afirma.
Fe en Cebada Gago
En cambio, menudas expectativas las que le provocan las reses de esta tarde, de Cebada Gago. Y con razón. A dos animales de esa ganadería les cortó el torero sendas orejas en esta misma feria el pasado año, en el que quedó como uno de los matadores más destacados. 'Yo estoy en muy buen momento. Me juego mucho y quiero mostrar mi actitud y mi disposición. Y en los toros de Cebada Gago sí tengo mucha fe. Son toros que, en teoría, deben moverse y pueden generar emoción. Animales con los que poder demostrar mis capacidades'.
'Espero que en esta cita del sábado podamos devolver algo de ilusión a la gente, y que no se vayan de la feria demasiado defraudados. Hay que devolver eso a esta fiesta', concluye Liria, que matará el encierro de Cebada Gago junto a Fernando Cepeda, que ya destacó en su primera tarde este año, en la corrida de Gavira, y al torero leonés Javier Castaño.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de abril de 2002