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Editorial:

Operación relámpago

En una operación fulgurante que retrata las personalidades de Emilio Botín y Florentino Pérez, el Banco Santander Central Hispano vendió ayer el 23,5% del capital que poseía de Dragados al grupo constructor e inmobiliario ACS. Con esta maniobra, que dejó descolocado al presidente de Dragados, Santiago Foncillas, y prácticamente le obligó a presentar la dimisión, ACS pasa a controlar la segunda constructora nacional por volumen de facturación, y la primera si se tienen en cuenta los negocios internacionales. El mercado de la construcción sufre un vuelco importante y refuerza la posición de Dragados como uno de los competidores que pueden tener éxito en el mercado europeo.

Hasta aquí, las intenciones de estrategia empresarial, que muy probablemente tendrá pocas repercusiones favorables en los compradores de pisos o clientes de alquileres. De acuerdo con la información disponible, la operación satisface las condiciones financieras -la compra del 23,5% del capital por 900 millones de euros no rebasa el 25% que obliga a lanzar una OPA- y, aunque la fusión esté descartada por el momento, no sería ocioso que el Tribunal de Defensa de la Competencia informara rápidamente sobre los efectos de lo que en la práctica es una concentración en el mercado. Con el 23,5% del capital de Dragados, ACS controla totalmente el poder de la sociedad comprada, porque el segundo partícipe en importancia del capital, el Chase Manhattan Bank, apenas llega al 10%.

El sector de la construcción no presenta todavía en España los grados de concentración que se dan en otros países, lo que invita a pensar que la operación ACS-Dragados, y el estrechamiento de los márgenes en el negocio, produzcan en el futuro otros acercamientos entre empresas complementarias.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de abril de 2002