Sigo con atención las informaciones sobre las cuentas restringidas del alcalde de Madrid, y las surgidas últimamente sobre el pago de la incineración de un concejal socialista; más allá de la noticia en sí, me sugieren alguna que otra reflexión. Ante todo, y para eliminar cualquier sospecha, me manifiesto votante del PSOE. Votante cabreado, pero votante al fin y al cabo.
Como madrileño que me ha tocado pasar por el trance de una muerte cercana, me pregunto: ¿Por qué los demás pagamos a tocateja y el Ayuntamiento puede pagar hasta con siete años de retraso? ¿Por qué tiene una participación en la empresa funeraria? ¿Por qué se contrató una incineración (supongo que se refieren a un funeral completo, porque la incineración en sí es barata) y unas esquelas por valor de millón y pico de pesetas cuando la inmensa mayoría de los madrileños pagamos (yo, en concreto) unas 300.000? ¿Quién fue (PSOE o PP) el que 'alegremente' contrató un entierro tan caro a cargo o del Ayuntamiento o, según quiere ahora el PSOE, de los militantes socialistas? Está claro que quien lo hizo actuó pensando que tiraba con pólvora ajena.
Y aquí va mi petición.
Al Partido Popular, que no utilice a un fallecido para provocar confusión en las actuaciones del alcalde.
Y al PSOE, que le cargue la cuenta del entierro al 'desahogado' que decidió tal desembolso, seguramente sin mirar los precios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de abril de 2002