Arrastrados por la moda de los locales exóticos, los restaurantes fashion, las tabernas zen y la comida japonesa, corremos el riesgo de dejar en el olvido nuestras casas de comida tradicionales. Si en años anteriores esta taberna del barrio de Salamanca adquirió justa fama por la calidad de su cocido, en los últimos meses su propietario, Buenaventura Campos, ha comenzado a entusiasmar con la incorporación de otras recetas regionales.
Sus caracoles (7,5 euros), guisados a la madrileña, con un suave sabor a hierbas aromáticas, son suculentos. Y sus cuartos de cordero al horno (13,8 euros), de piel acaramelada y carne muy tierna, tan agradables que recuerdan a las mejores piezas de los asadores castellanos.
En grupo o en pareja, una de las mejores recomendaciones es compartir sus gambas a la plancha (1/2 kilogramo por 21,05 euros), de precio muy razonable en relación con su calidad y frescura.
Y después, proseguir con el clásico cocido (13,5 euros). Tan abundante y variado resulta este plato cumbre de la cocina madrileña que una ración basta para dos comensales. Se sirve en tres vuelcos. Primero la sopa, muy fina sin que sea notable. Luego los garbanzos con el repollo y las patatas, deliciosos. Finalmente las carnes, entre las que sobresalen el morcillo y el relleno o pelota. De postre, tocino de cielo y unas torrijas que son una perdición golosa.
Por si no fuera suficiente, la Taberna de Buenaventura dispone de una cuidada bodega repleta de buenas marcas de Rioja, Ribera del Duero y otras denominaciones de origen conocidas. El servicio, de andar por casa.
Taberna de Buenaventura. Hermosilla, 69. Teléfono 91 575 83 65. Cierra lunes. Entre 20 y 30 euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de abril de 2002