El dato del PIB estadounidense del primer trimestre de este año, con un crecimiento del 5,8%, provocó un terremoto en los mercados de valores. En primer lugar, el dato superaba todas las previsiones y, en segundo, contenía las suficientes salvedades como para ser ponderado con más calma.
Los índices de las bolsas saltaron, literalmente, al hacerse público el dato de crecimiento del PIB, pero las interpretaciones posteriores, junto con el descenso del índice de confianza de la Universidad de Michigan, que perdió 1,4 puntos cuando se esperaba que subiera 0,6, dieron un vuelco a la situación.
Para los analistas, el crecimiento de Estados Unidos se ha apoyado demasiado en el gasto público, que creció el 7,9%, y sólo tiene de bueno el descenso, aunque aminorado, de los inventarios, porque traerá futuros aumentos de la producción.
Al final, los mercados tuvieron que conformarse con una jornada en la que la actividad mejoró con esos vaivenes, aunque fuera en detrimento de la confianza de los inversores en un movimiento de fondo más firme y duradero.
El Ibex 35 terminó subiendo el 0,13% y el índice general de Madrid el 0,14%, aunque en el conjunto de la semana pierden el 2,83% y 2,22%, respectivamente.
La Bolsa de París cedió al cierre el 0,07% y Londres el 0,74%, mientras que Francfort caía el 1,28% antes de concluir la jornada. El Dow Jones perdía el 0,63% y quedaba por debajo de los 10.000 puntos a media sesión.
La contratación en el Mercado Continuo fue de 1.872,26 millones de euros, una cifra demasiado baja para tanto reajuste como se produjo en la sesión.
El más beneficiado por esos vaivenes fue el euro, que a última hora de la tarde estaba a un paso de los 0,90 dólares. La cotización era de 0,8997 dólares, después de fijar un cambio oficial en 0,8971 dólares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de abril de 2002