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AL VOLANTE | PRUEBA

Muy suave y silencioso

Aunque la altura interior y la posición de conducción elevada le delatan como todoterreno, el CR-V tiene el tacto suave y silencioso de un buen turismo. Se nota en los pedales, dirección, cambio y, sobre todo, en la respuesta refinada del motor. Además añade un interior amplio y funcional que lo convierte en un coche muy práctico, especialmente si se practican estilos de vida activos, deportes de invierno, excursiones en el campo...

Un motor a la última

El nuevo CR-V monta la última evolución del 2.0 16v. VTEC de Honda (150 CV), que destaca por su suavidad y elasticidad. Como casi todos los motores de la marca, es muy moderno y cuenta con una avanzada distribución variable que optimiza la potencia a todos los regímenes. Tiene una respuesta muy progresiva desde 1.000 vueltas hasta 6.500 y permite viajar a buen ritmo sin la pereza de otros todoterrenos. Sólo exige reducir a cuarta en algunas subidas si no se quiere perder velocidad, porque a pesar de llevar una quinta larga para reducir rumorosidad y consumo mueve el peso sin pereza. Pero tiene unas aceleraciones rápidas para un 4×4, llanea muy bien a punta de acelerador y gasta menos que el CR-V anterior y casi todos sus rivales: unos 9 litros a ritmos tranquilos y de 11 a 12 en ciudad, campo o estirando las marchas.

Tracción

4×4

inteligente

Una de las claves del buen comportamiento rutero es la tracción 4×4 inteligente. El CR-V circula siempre en tracción delantera, pero pasa a 4×4 al detectar pérdidas de adherencia. Así absorbe la energía justa, evita rozamientos y no penaliza las prestaciones, consumos y sonoridad, como otros 4×4.

En asfalto ofrece una estabilidad conseguida, con una conducción ágil, manejable y poco balanceo lateral. Tiene aplomo en autopista, se agarra bien en las curvas y se conduce con dos dedos. Y aunque las suspensiones no son blandas, permite viajar con comodidad y no cansa a los ocupantes.

Además se defiende bien en el campo, al menos en caminos y pistas de tierra. Como los demás 4×4 ligeros, no tiene reductora para pasar zonas difíciles, pero al menos cuenta con una primera marcha corta para pendientes fuertes y tracciona bien en pisos resbaladizos. Y con estos recursos puede afrontar casi todas las excursiones con las limitaciones de su escasa altura al suelo. Los frenos, con ABS de serie, responden con seguridad y resisten el esfuerzo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de abril de 2002