Los jugadores del Zaragoza tuvieron que estar tres horas encerrados en el vestuario de La Romareda, resguardándose de la presencia de unos miles de seguidores del equipo maño que abroncaron a su equipo tras la derrota sufrida ante el Celta que prácticamente condena al equipo maño al descenso de categoría. Finalmente, pudieron retornar a las once de la noche (el partido había concluido a las 20 horas) a sus domicilios en un autobús que reunió a los futbolistas, a excepción de Milosevic, Bilic y Galletti, que pudieron hacerlo en sus vehículos particulares, y del portero César Lainez que salió de las instalaciones aclamado por los seguidores.
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La situación fue tensa durante y después del partido. En el transcurso del encuentro, ya hubo un intento de invasión del terreno de juego que superó a los guardas de seguridad del estadio y requirió la intervención de las Fuerzas de Seguridad. Se preveía una explosión de ira de los aficionados, pero lo que extrañó sobremanera es que hora y media después de concluir el encuentro, entre cuatro y cinco mil personas, -según fuentes policiales consultadas por Europa Press- aguardaran en las cercanías del estadio para increpar a los jugadores zaragocistas. La mayoría de ellos habían dejado sus vehíiculos en el hotel de concentración -cercano al estadio- lo que les obligó a recluirse en el vestuario en espera de que los aficionados abandoran la zona. A las once de la noche, los aficionados seguían increpando a los jugadores con gritos de "No merecéis esta camiseta", "qué vergüenza da", "jugadores mercenarios", etc. Gritos que contrastaban con los vítores al técnico rival Víctor Fernández. El entrenador del Celta, que dio al Zaragoza una Copa del Rey y una Recopa, fue despedido entre aplausos y gritos de "Víctor, vuelve ya".
Al término del partido, los jugadores se recluyeron en el vestuario, donde recibieron la visita del presidente Alfonso Solán. Fuera, los aficionados se resistían a abandonar el reciento, lo que obligo a los dirigentes del club maño a buscar un autobús que sacara a los jugadores del campo.
La relaciones entre los aficionados del Zaragoza y los jugadores han sido tensas durante toda la temporada. Los más radicales han increpado en muchas ocasiones a los jugadores zaragocistas. Cuando fueron eliminados de la Copa de la UEFA, ya se registraron pequeños incidentes. El primer entrenador de esta campaña, Txetxu Rojo, también multiplicó sus incidentes con algunos aficionados. A medida que la temporada ha ido acercando el descenso al Zaragoza, se ha intensificado el distanciamiento entre la afición y el equipo, culminado ayer. Incluso, la Policía ha aconsejado al Zaragoza que no entrene hoy para evitar la continuación de los incidentes.
La prensa también ha sido objeto de la ira de este grupo de seguidores zaragocistas. Una Unidad Móvil de Antena 3 de Aragón debió salir deLa Romareda protegida por la seguridad privada del estadio.
El divorcio ha sido total en Zaragoza y la ira ha ido creciendo a medida que se agrandaba la crisis deportiva. Ayer, el Celta que dirige el ex entrenador del Zaragoza, Víctor Fernández, le dió la puntilla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de abril de 2002