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CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO

El presidente de EE UU conmina al líder palestino a que "haga su trabajo"

"Ahora Arafat es libre para moverse y liderar. Y eso es lo que espero que haga", dice Bush

El acuerdo de ayer, que permitirá a Arafat abandonar su confinamiento, es "esperanzador", pero la estabilidad futura depende más de los palestinos que de los israelíes, al menos en la visión que mostró ayer el presidente de EE UU, George W. Bush. Para que el pacto pueda ser el principio del fin de la crisis, Arafat "tiene que hacer su trabajo", dijo Bush en una rueda de prensa improvisada con el propósito evidente de asumir el protagonismo de este momento diplomático. "Queda mucho por hacer", dijo Bush desde una sala de prensa montada con prisas en su rancho de Crawford (Tejas).

Y enseguida empezó a lanzar mensajes directos al líder palestino: "Es hora de que todos se entreguen a la labor de luchar contra el terrorismo y se comprometan con la paz. Arafat tiene que aprovechar esta oportunidad para actuar con decisión, con palabras y hechos, contra el terrorismo dirigido a los ciudadanos israelíes".

Bush transmitía la sensación de verse obligado a dar una última oportunidad al líder palestino: "Ahora Yasir Arafat es libre para moverse y liderar. Y eso es lo que espero que haga". Bush respondió con evasivas cuando se le preguntó qué espera en concreto de Arafat en los próximos días: "Tiene que condenar el terrorismo y ayudar a combatirlo", repitió.

La única concesión a la causa palestina estuvo en un llamamiento "al mundo entero a que colabore en el alivio humanitario de los palestinos". "Mi corazón está con quienes no tienen esperanza en el futuro; hay que hacerles ver que la vida merece la pena ser vivida".

Bush se esforzó también por incorporar a su discurso varias menciones a su último invitado en el rancho, el príncipe Abdalá de Arabia Saudí, a quien agradeció las "ideas constructivas que me ha planteado para tratar de lograr progresos políticos entre israelíes y palestinos". Sin mencionar las propuestas, Bush aseguró que seguirá trabajando "sobre esas ideas". El príncipe, según el presidente estadounidense, "entiende que el mundo árabe tiene una responsabilidad" en este conflicto y, según Bush, comparte con él la teoría de que Arafat debe mostrarse ahora a la altura de las circunstancias.

En realidad, Bush y el príncipe Abdalá no parecen compartir un plan de acción para la zona. Entre otras diferencias, Arabia Saudí quiere una fuerza multinacional armada en la región mientras EE UU defiende un despliegue de soldados sin armas, es decir, justo lo que quiere Israel. De hecho, la visita de Abdalá a Tejas ha servido para transmitir a Bush la preocupación del mundo árabe hacia una postura estadounidense que consideran demasiado sesgada en defensa de Israel.

Al margen de Ramala, Bush no quiso entrar en el conflicto sobre la misión de Naciones Unidas a Yenín, que se encuentra actualmente bloqueada por Israel; pero aseguró que la situación en Belén "progresa y puede acabar pronto".

Sin mencionar a Saddam Hussein pero con la mente puesta en Irak, Bush aseguró que "hay gente en Oriente Próximo que se beneficia de que no haya paz". Mostró su determinación de "acabar con el terrorismo" y de asegurarse de que "cada uno es responsable de sus hechos".

A Bush le preguntaron por una posible visita de Ariel Sharon a Washington en los próximos días y dio una respuesta demasiada precipitada: "Todo el mundo es bienvenido en Washington". Cuando un periodista le preguntó entonces si pensaba invitar a Arafat a EE UU, cosa que nunca ha hecho, Bush prefirió responder con otra pregunta: "Alguien me preguntó una vez si me sentía decepcionado por Arafat. Respondí que en realidad Arafat todavía no se ha ganado mi respeto". La Casa Blanca confirmó anoche que Ariel Sharon viajará a Washington "a principios de mayo" para entrevistarse con Bush, según señaló el portavoz Sean McCormack.

A lo largo del domingo Bush habló al menos en tres ocasiones con Ariel Sharon pero, como hace siempre, no conversó directamente con Yasir Arafat sino a través de diplomáticos estadounidenses, entre ellos el Secretario de Estado, Colin Powell. El sábado también mantuvo varias conversaciones con Sharon mientras se fraguaba el acuerdo, pero la Casa Blanca prefirió no hacer públicos los contactos para beneficiarse de lo que aquí se llama "diplomacia silenciosa".

A lo largo del fin de semana, Colin Powell también ha mantenido contactos con el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, su homólogo británico, Jack Straw, el ministro español de Exteriores, Josep Piqué (como presidente de turno de la UE) y con el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana.

Bush aseguró que el acuerdo de ayer contó con "múltiples contribuciones", y agradeció expresamente a Gran Bretaña su aportación al crear "un marco de trabajo" para la vigilancia de los seis palestinos que Arafat entrega a cambio de su libertad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de abril de 2002