Las heridas internas no se han olvidado en el Bloque Nacionalista Galego (BNG) tras la asamblea celebrada el pasado fin de semana, que refrendó el pacto previo de las principales facciones de la organización aunque con un importante voto de castigo (el 27%). El reelegido líder, Xosé Manuel Beiras, reveló ayer que una parte del aparato de la organización trató de jubilarle tras el retroceso sufrido en las últimas elecciones autonómicas.Beiras no evitó las críticas al principal promotor de la operación para retirarle, el portavoz del BNG en el Congreso de los Diputados, Francisco Rodríguez, hombre fuerte de la Unión do Povo Galego (UPG), el partido marxista que domina la cúpula dirigente de la organización.
La nueva ejecutiva del BNG ha reconciliado a Beiras y Rodríguez, los dos principales dirigentes, el primero por su liderazgo social y el segundo por su influencia interna. Pero ese acuerdo de integración no ha impedido que Beiras rememorase ayer, en una entrevista en Radio Galega, los agravios sufridos de Rodríguez, a quien reprocha que no hubiese tenido el "coraje" de afrontar los cambios que, según él, necesitaba el BNG. El líder nacionalista también reveló que para incluir a Rodríguez en la ejecutiva le forzó a rectificar una declaraciones en las que criticaba la actitud dialogante de Beiras con Manuel Fraga, presidente de la Xunta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de mayo de 2002