Cocu se cayó al agua. Saviola también. Y luego Luis Enrique se dio un pequeño chapuzón en la media luna del área de César. Porque el área del Madrid, en el gol norte, estaba empantanado al comienzo del partido. Allí se embarraban los blancos y los azulgrana levantando suspicacias en el palco. ¿Se trataba de una táctica deshonesta para frenar el primer arreón del Barça? El más alerta fue el presidente del Barcelona. Joan Gaspart no tardó en advertir el exceso de humedad. Al terminar el partido insinuó que tomaría medidas a nivel institucional, denunciando el hecho a la UEFA: "He protestado por algunos pequeños detalles como que el campo estuviera como estaba. Se puede regar, pero no inundar. Era un agua para no poder jugar al fútbol. No son excusas porque al final lo que cuenta es el resultado. Pero si se puede hacer algo al respecto, tomaremos medidas para que en un futuro no se repita algo así".
La queja de Gaspart sentó especialmente mal a una persona: Agustín Herrerín, el encargado de los asuntos de jardinería del Bernabéu. El hombre, impecable con su traje gris, se sintió directamente atacado al escuchar al presidente del Barcelona: "¡Qué dice! Aquí se ha regado como corresponde. Lo que pasa es que dos aspersores se han descontrolado y han regado más de lo que había que regar. En cuanto nos hemos dado cuenta, he mandado a pinchar el campo con estacas, porque está muy seco. Muy seco, y el agua no escurre".
En el descanso, Herrerín envió una cuadrilla de jardineros que clavaron varas en la hierba, para facilitar la absorción en la base arcillosa del Bernabéu. Fue entonces cuando al Madrid le tocó atacar sobre ese sector. Y, como todavía quedaba agua, entonces fueron cayendo Raúl, Solari, y Figo, víctimas de traicioneros resbalones sobre el campo embarrado. Como dijo Solari, indignado también, con Gaspart: "¡El campo estaba embarrado para los dos, para nosotros también!".
Al margen de la lamentada inundación del campo, Gaspart consideró lo mismo que todo su vestuario -que no merecía perder la eliminatoria, y que había sido claramente superior al rival-: "En el cómputo de los 180 minutos hemos sido muy superiores. No se ha conseguido el objetivo. Se ha hecho una Copa de Europa correcta y el Barcelona no ha llegado a donde quería que era la final. El orgullo, la dignidad y la buena imagen no nos han llevado a la final y es lo único que queda. Creo que el Barcelona ha respondido muy bien y después del gol podía haber marcado más. La eliminatoria se empezó a perder en Barcelona y no en el Bernabéu. Me voy contento por la forma y el estilo, aunque no por el resultado final".
Míchel Salgado respondió a esto como si le molestara mucho -y como si hubiese pensado mucho al respecto-: "Se ha dicho que el Barcelona ha jugado fenomenal los dos prtidos. Que tuvo muchísimas ocasiones en el Camp Nou. Y yo me pregunto, ¿cuántas ocasiones tuvo el Barça en el Camp Nou? Dos, y nosotros seis. Y aquí en el Bernabéu, el Barça ha creado dos ocasiones claras. El portero que ha tentido más trabajo ha sido Bonano, no César. Y eso que ellos debían remontar un resultado adverso".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de mayo de 2002