Diputados de la oposición presentaron demanda de juicio político contra el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, imputándole fundamentalmente sometimiento a Estados Unidos. La crisis con Cuba desencadenó la arremetida contra el canciller, al que han llamado de todo: desde arrogante y ególatra a mentiroso. Paralelamente, el presidente, Vicente Fox, y el Legislativo negocian recomponer las maltrechas relaciones y evitar unas trifulcas que roban espacio en el hemiciclo a las reformas requeridas por la transición.
Seis legisladores del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Verde Ecologista (PVEM) y Partido del Trabajo (PT) presentaron en la secretaría general de la Cámara los cargos contra Castañeda. Lo acusan de transgredir el artículo 89 de la Constitución, que proclama la autodeterminación de los pueblos, y de desarrollar una 'conducta entreguista' con Washington. Probablemente la iniciativa no prospere, pero refleja la crispación existente. Por otra parte, algunos sectores del gubernamental y conservador Partido de Acción Nacional (PAN) hallan al ministro ajeno a su ideología, cultura política e intereses, y sospechan que oculta ambiciones presidenciales.
El polémico titular de Exteriores, comunista en sus años juveniles, resumió en una entrevista con Newsweek su posición respecto de Cuba: 'En 1990 publiqué un largo artículo titulado El viejo y la isla, en el que dije que Castro debería irse'. 'Siempre he pertenecido a una parte de la izquierda latinoamericana que ha pensado que, junto a los valores tradicionales de la izquierda, soberanía, justicia social e igualdad, la democracia y el respeto por los derechos humanos son parte de ellos'. La importancia de la relación con La Habana es 'prácticamente ninguna. El comercio es mínimo. (...) Nos deben 380 millones de dólares'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de mayo de 2002