Hay pocas cosas que produzcan placer en momentos tan horribles como los actuales, pero las hay y desesperadamente hay que rescatarlas, por más que sean ínfimas al lado de los desastres que, nosotros, los seres humanos, 'hacemos' por la vida. Me refiero al grandísimo placer que significa leer artículos como el del filósofo Reyes Mate sobre La singularidad de Auschwitz, y el 1 de mayo, la Réplica a Saramago de la escritora Bárbara Probst Solomon, sin olvidarme de mencionar la (como es costumbre) atractivísima columna del señor Félix de Azúa.
Sinceramente, por un euro al día, no es nada caro su periódico cuando uno lee estos artículos; claro que a veces el desayuno se me revuelve en el estómago cuando leo al señor Saramago en un artículo como David y Goliat porque, si bien yo tampoco he recibido una educación religiosa y la Biblia me parece menos interesante que el Kama Sutra, no se puede creer que alguien como Saramago pueda escribir algo así. A mí, como judía, me ha ofendido profundamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de mayo de 2002