Coincidiendo con una alarmante disminución del personal de atención al publico, la directora de particulares de Caja Madrid está enviando a los clientes una circular que, entre otras cosas, dice: 'Hemos realizado una importante inversión en ampliar y mejorar las funciones disponibles en nuestros cajeros, para que usted, de forma rápida y cómoda, pueda realizar sus operaciones habituales, tanto con sus libretas como con sus tarjetas'. Esta mejora del servicio consiste en que uno mismo haga en el cajero las operaciones de actualización de libreta, sacar dinero, pagos de recibos, transferencias... Algunas de estas operaciones ya no se pueden hacer en ventanilla, y otras, como el pago de recibos, tienen un horario que ha sido limitado de 8.15 a 10.30.
El procedimiento empleado es decirte que ya no te hacen la operación, darte un número clave y un papel a firmar, que resulta ser el contrato de una solicitud que tú realizas para que te autoricen a utilizar un servicio que no has pedido, y que es el único camino que te queda para operar.
Por propia experiencia familiar he visto los daños colaterales producidos en las personas mayores, que, al no poder memorizar su número clave, tienen que llevarlo junto con la cartilla, con el consiguiente riesgo de robo. Este nuevo traslado de un problema empresarial (la falta de personal) a los sufridos clientes sólo puede combatirse negándose a trabajar gratis en el banco, exigiendo la atención en ventanilla, y si se niegan, trasladando nuestra cuenta a otra entidad que nos garantice esta atención.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de mayo de 2002