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Palestinos e israelíes pactan el fin del asedio a la basílica de la Natividad de Belén

Seis milicianos serán desterrados al extranjero y otros 35 serán juzgados en Gaza

Tras dos semanas de negociaciones y más de un mes de asedio militar a la basílica de la Natividad en Belén, israelíes y palestinos alcanzaron anoche un acuerdo para poner fin a la situación, tras resolver el espinoso problema del destino de 41 milicianos armados y atrincherados en la iglesia, y reclamados por Israel por delitos de terrorismo. Con la mediación de la CIA, ambas partes acordaron que seis de los milicianos serán desterrados al extranjero -posiblemente a Italia, según fuentes palestinas- y otros 35 serán juzgados en Gaza por un tribunal palestino.

El resto de los palestinos que ayer todavía quedaban en el templo, -un total de 82, casi todos ellos vecinos de Belén- podrán volver a sus casas. La noticia del acuerdo fue facilitada por los palestinos, mientras los israelíes aseguraban que se estaban dando los últimos retoques al pacto y que no se podía asegurar que estuviera concluido.

El diálogo entró en su fase definitiva cuando el ministro de Defensa israelí, Benjamín Ben Eliezer, asumió la dirección de la negociación israelí, asesorado por altos cargos de los servicios secretos militares. Con la entrada en escena de Ben Eliezer finalmente estaban negociando directamente un peso pesado del Gobierno israelí con el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat. Como intermediarios actuaron delegados de la CIA.

El espionaje estadounidense ya se ha mostrado en el pasado eficaz en la mediación israelo-palestina con el plan de paz elaborado por su director, George Tenet, o el operativo de salida desde el cuartel general de Arafat en Ramala de los cuatro palestinos que asesinaron al ministro israelí de Turismo. Tras su salida y confinamiento bajo custodia de EE UU y Reino Unido en Jericó, los israelíes levantaron el cerco a Arafat. Fuentes palestinas aseguraron no obstante que había sido decisiva la intervención de la Unión Europea y el Vaticano, cuyo enviado especial, el cardenal francés Roger Etchegaray, llegó a Israel el pasado día 30 de abril.

Durante la jornada se observaron varios movimientos significativos que indicaban la inminente cercanía de una solución al cerco militar al complejo religioso. Por primera vez desde que el pasado 2 de abril 200 palestinos irrumpieran en la Natividad y fueran rodeados por el Ejército israelí, los francotiradores no abrieron fuego contra el interior del grupo de edificios. Además, el Ejército entregó alimentos a los palestinos, cosa a la que se había negado rotundamente hasta ese momento. Finalmente, varios de los carros de combate israelíes estacionados en la plaza de Manger, frente a la Natividad, se retiraron a media tarde.

En el interior de la iglesia, los franciscanos esperaban la solución al asedio "en cuestión de horas", según confirmó a este periódico un familiar de dos de ellos, tío y sobrino respectivamente. Anoche los policías palestinos de Belén recibieron órdenes de reincorporarse a sus comisarias, un anuncio de la inminente retirada de las tropas israelíes de la ciudad cisjordana bajo administración de la Autoridad Palestina.

Sin embargo, en una dinámica de continuos vaivenes que ha caracterizado todas las conversaciones, ambas partes habían roto las conversaciones a última hora de la tarde por desacuerdos sobre la lista de reclamados por Israel. Desde hacía al menos tres días israelíes y palestinos coincidían en la existencia de un núcleo duro de seis u ocho milicianos, aunque discrepaban sobre su destino.

La última reunión de ayer empezó con una propuesta sobre la mesa de exilio, al menos temporal, para ellos, algo que no gustaba a los palestinos. Otro gran escollo estribaba en identificar a los restantes milicianos -integrantes en su mayoría de Hamás y las Brigadas de Al Aqsa- y decidir su futuro. La propuesta de llevarlos a Gaza no era del agrado israelí. Pero al menos ya todos sabían cuántos y quiénes eran los palestinos que llevan un mes y tres días en el complejo religioso.

Un mediador palestino, Imad Natsha, entregó en la madrugada de ayer a negociadores israelíes y palestinos una lista definitiva con 123 nombres.

En cualquier caso, los que no abandonarán el recinto serán los 19 franciscanos y cuatro monjas que actúan de custodios del lugar donde según la tradición cristiana nació Jesús, según confirmaron fuentes de la Orden. Entre ellos se encuentra José María Aguirre, natural de Tolosa (Gipúzcoa), de 70 años de edad.

Las autoridades israelíes están molestas con la comunidad de monjes por su papel en la crisis, que ha impedido que los palestinos atrincherados se rindan por hambre. La Custodia de Tierra Santa señaló a este periódico que ayer hacía cuatro días que los israelíes habían dejado de facilitar comida a los franciscanos de la Natividad, en clara violación de una sentencia del Tribunal Supremo israelí que les obliga a ello.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de mayo de 2002