Vemos que EL PAÍS dedica su suplemento de Educación a las opiniones que, sobre las reformas educativas, lanzan los expertos.
Como profesor que ha sufrido en sus carnes la última reforma educativa, no puedo dejar de sentir escalofríos ante la doctrina que puedan predicar los pedagogos de salón, que no han pisado en su vida una aula de la ESO, que es donde se estrellan sus bellas teorías, y con ellas, nosotros, los profesores y los alumnos.
Alguien habla de la necesidad de consensos a la hora de afrontar las nuevas reformas educativas. No lo dudamos, pero, para no volver a repetir los falsos consensos de la LOGSE, haría falta que se tuvieran más en cuenta a los profesores, que deben enfrentarse cotidianamente a los problemas del sistema educativo, y, que, por tanto, tienen mucha más legitimidad que cualquiera de los expertos, responsables últimos del actual desbarajuste.
No nos molesta el consenso, pero queremos tenerlo con quienes, desde la experiencia, saben y pueden conocer y compartir los problemas de las aulas de primaria y secundaria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de mayo de 2002