Hendrik Vyt, un hombre soltero de 79 años, profundamente decepcionado por la derrota de Jean-Marie Le Pen en las presidenciales francesas y simpatizante de la extrema derecha flamenca encarnada en el Vlaams Blok, cargó ayer su ira contra la familia marroquí que vivía en su mismo inmueble. Vyt atacó a sus vecinos empuñando un arma de 9 milímetros con la que disparó repetidas veces hasta matar a Abeba el Haji y a su esposa, Ahmed Isiyasni, y dejó heridos a dos de sus cinco hijos. Después prendió fuego a la casa, donde él mismo encontró después la muerte.
La terrible matanza conmocionó al barrio bruselense de Schaerbeek, donde vive un alto número de inmigrantes que ayer pensaban que la policía podía haber evitado la tragedia. Los hechos sucedieron hacia las cuatro de la madrugada, cuando Vyt la emprendió a tiros con la familia marroquí del primer piso. La mujer recibió hasta diez disparos. Dos de los hijos también resultaron heridos, aunque ayer evolucionaban favorablemente. También sufrió heridas de consideración uno de los vecinos que intentaba facilitar la salida a los cuatro hijos del matrimonio que estaban en la casa en el momento del violento ataque.
El carácter violento y racista de Hendrik Vyt era bien conocido entre sus vecinos. Aunque no tenía ninguna condena en firme, había protagonizado varios altercados con ellos e incluso con la policía. A un joven inmigrante le arrancó la oreja a golpe de cadenas, según informaron ayer los medios belgas. De hecho, había recibido una citación para comparecer el próximo lunes ante el Tribunal Correccional de Bruselas.
Los vecinos y, sobre todo, los inmigrantes, sufrían a menudo la violencia de Vyt. Al parecer, aterrorizaba a la gente con su perro pastor alemán y solía insultar a los inmigrantes, especialmente a los árabes, a los que odiaba. Cuando los vecinos oyeron el tiroteo de ayer, llamaron a la policía, que se enfrentó a tiros al agresor, hiriéndole al menos dos veces en el tórax. A pesar de ello, Vyt logró regresar a su casa, situada en el segundo piso, donde encontró la muerte entre las llamas que él mismo había provocado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de mayo de 2002