La competencia era dura. A la misma hora en el Teatro Real comparecía José van Dam, un caballero del canto, un histórico de corte elegante y asombrosa musicalidad. En La Zarzuela, Dietrich Henschel, un joven barítono alemán casi desconocido en España, con un prestigio transmitido boca a boca, casi en secreto. Había que decantarse entre dos garbanzos, como exigía Luis Buñuel a sus artistas en Tristana. El placer de elegir: un privilegio de las grandes ciudades.
La actuación de Henschel fue, digámoslo de entrada, absolutamente deslumbrante. El barítono alemán se presentaba en estos ciclos con un programa ambicioso, centrado en Schumann, con dos bloques sobre textos de Heinrich Heine y el ciclo de canciones Liederkreis, con textos de Joseph von Eichendorff. Como complemento, unos lieder de Korngold, sobre Eichendorf y Trebisch. El planteamiento no dejaba lugar a dudas. Henschel partía de la poesía de las palabras, con un tono intimista que bebía de las esencias del lied, con una dicción y un fraseo prodigiosos en los que la memoria traía de inmediato la escuela de Fischer-Dieskau mientras los caprichos del inconsciente hacían aparecer fantasmagóricamente a Alfredo Kraus.
Dietrich Henschel
Dietrich Henschel (barítono). Con Fritz Schwinghammer (piano). Obras de Schumann y Korngold. VIII Ciclo de Lied. Fundación Caja Madrid. Teatro de la Zarzuela. 7 de mayo.
Cuando, al final de la primera parte, Henschel se las vio con Mein Wagen rollet langsam surgió el milagro del tiempo detenido, la condición efímera de la eternidad, el valor musical de los silencios. Sílaba a sílaba, palabra a palabra, silencio a silencio. Cantante y pianista tenían ya la sala a sus pies.
Quedaba todavía lo mejor: el ciclo Liederkreis. Todas y cada una de las canciones tuvieron la atmósfera apropiada en cada momento, en una fusión perfecta de letra y música, con un tono de confidencia compartida, con una técnica prodigiosa al servicio de la pureza expresiva. Fue el mejor recital de todo el ciclo de Lied (y no me olvido que han cantado Anne Sofie von Otter o Matthias Goerne, entre otros) y una de las veladas de canto más reveladoras y luminosas de los últimos años en Madrid. El 23 de abril de 2003 vuelve Henschel a la Zarzuela con Winterreise, de Schubert. ¿Se repetirá el milagro?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de mayo de 2002