Por fin, en los abundantes casos Gil, el Derecho se ha abierto camino frente al delito, a pesar de la demagogia y el populismo. Ahora sólo falta que la Fiscalía Anticorrupción, el Tribunal Superior de Cantabria o quien corresponda restaure nuestra confianza en la justicia y comiencen los no menos abundantes casos García Suárez, el alcalde de Comillas de quien un fiscal ha dicho que no comprendía su enriquecimiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de mayo de 2002