En Cádiz son, según la federación de consumidores y usuarios (Facua), 'numerosos' los edificios públicos que presentan dificultades para las personas con minusvalía. Uno de los más claros ejemplos es el del propio Ayuntamiento de la capital, que guarda otra paradoja. En él existe un servicio de atención a personas sordomudas, mediante traductores que emplean el lenguaje de los signos pero, sin embargo, no existen dispositivos de información sonora para personas que no pueden ver.
El edificio municipal es una construcción renacentista de finales del siglo XVIII que ha sufrido varias modificaciones arquitectónicas para adaptarlo al servicio público.
A pesar de ello, el inmueble, aun en la actualidad, sólo dispone de un ascensor de pequeñas dimensiones que es insuficiente para facilitar el acceso del público a la alcaldía o al salón de plenos, ambos ubicados en la primera planta. A pesar de que el edifico cuenta con rampas de acceso, las asociaciones de defensa de las personas con minusvalía han denunciado en numerosas ocasiones que presentan un excesivo nivel de pendiente que dificulta su uso.
La Facua elabora en la actualidad un estudio sobre las carencias de los espacios destinados a la atención al ciudadano o el uso público de Cádiz. Los datos previos detectan deficiencias en centros de salud y dificultades en la movilidad por las calles del casco antiguo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de mayo de 2002