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Ambiente hostil en La Romareda

La afición no perdonó a los jugadores del Zaragoza. La pésima temporada realizada pasó factura en La Romareda y los jugadores no se libraron de la bronca. Durante todo el partido se pudieron escuchar gritos de descontento. Y eso que fue uno de los mejores encuentros de la temporada por parte de los aragoneses. Más de uno se arrepintió de que esta actitud llegase ahora, con el equipo descendido.

Los abucheos y los pitos fueron generalizados cuando se recitaron las alineaciones. Una pitada que se hizo mucho más sonora cuando el conjunto maño saltó al campo. Incluso cuando el balón estaba en posesión de los locales, los silbidos se hacían oír.

Por el contrario, y de forma claramente irónica, se corearon olés cada vez que el Barcelona hacía triangulaciones. Ni siquiera el golazo de Aragón calmó los ánimos. De hecho, desde una parte de la hinchada, se celebró el gol con gritos de campeones, campeones. Al igual que vivió por todo lo alto el empate de Saviola.

Pero el punto cumbre del malestar de la afición aragonesa se produjo al cuarto de hora de partido, cuando una parte del campo, la ocupada por el Colectivo 1932, se quedó desierta. Un gesto con el que manifestar su enfado por el descenso. Cantando el himno del club, fueron abandonando el estadio poco a poco, y dejaron en su lugar una enorme pancarta en contra de los jugadores. Se quedaron, en cambio, los hinchas más radicales, los de la peña Ligallo, que obligaron a la policía a custodiar su zona para evitar incidentes.

Una afición muy descontenta con la temporada de su equipo que, tras sufrir toda la campaña, ayer despidió a los suyos haciéndoles ver su descontento. Una vez acabado el partido y fuera del campo de la Romareda se produjeron incidentes que obligaron a las fuerzas policiales a realizar algunas cargas y un aficionado fue detenido.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de mayo de 2002