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Crónica:FÚTBOL | Última jornada de Liga

El Rayo despide a su gran capitán

El cuadro vigués, que cayó ante el Rayo, se tendrá que conformar con jugar la UEFA

Desde el minuto 60 del partido de ayer, la banda derecha de Vallecas está huérfana. Fue en ese momento cuando Manzano decidió que uno de los futbolistas que mejor ha dibujado la historia del Rayo merecía salir de allí a hombros. Jesús Diego Cota, de 34 años, el gran capitán, con el número 2 pintado en la espalda de su uniforme de gala, abandonaba el equipo de su vida tras 15 años de servicios prestados. Los 15.000 espectadores que hasta el estadio acudieron le despidieron puestos en pie y lanzando al aire una ovación inacabable, mientras los compañeros y los rivales abrazaban a Cota, que levantó los brazos y que envió un abrazo a la concurrencia antes de alejarse lentamente hacia el banquillo con el rostro bañado en lágrimas.

RAYO VALLECANO 1| CELTA 0

Rayo Vallecano: Lopetegui; Cota (Hernández, m. 60), Corino, De Quintana, Alcázar (Ferrón, m. 76); Helder, Pablo Sanz; Peragón, Vivar Dorado, Graff; y Bolic (Bolo, m. 67). Celta: Pinto; Velasco, Cáceres (Edu, m. 70), Sergio, Méndez; Luccin, Giovanella; Karpin (Jesuli, m. 46), Mostovoi, Gustavo López (Maurice, m. 75); y Catanha. Gol: 1-0. M. 87. Contrasgolpe del Rayo por la derecha, Helder se escapa en solitario, con el único acoso de un defensa, Pinto sale a cubrir, el portugués dispara, el balón rebota en el postey Peragón, que llega lanzado, marca en solitario. Árbitro: Iturralde. Amonestó a Luccin y Maurice. Unos 14.000 espectadores en el estadio Teresa Rivero.

Fue un partido de despedidas, la más sentida de todas, con diferencia, la de Cota. También recibió su ración de agradecimiento Alcázar, el segundo capitán del equipo, a quien el público también despidió con emoción tras ocho años en Vallecas. No pudo hacerlo con Lopetegui, quien aún guarda alguna esperanza de continuar, porque, según reconoció Manzano, en vista de lo ajustado del resultado prefirió no sustituirle.

Y se despidió también el Celta, que se quedó sin puntería, sin gol y sin Liga de Campeones. Y eso que durante muchos minutos soñó con la hazaña, a la espera de que hubiera batacazo del Barça en Zaragoza. Tuvo momentos de buen tono el cuadro vigués, que vio de cerca la ocasión de hacer historia, de birlarle al Barça la plaza en la próxima Champions. Tuvo ocasiones, de todos los gustos y de todos los colores para marcar algún gol. Pero se quedó seco, con Catanha a la cabeza en aquello de fallar.

Olvidadas las urgencias, el Rayo tenía ganas de disfrutar, dentro de las limitaciones de un equipo al que le faltaba Míchel, el que habitualmente pone la imaginación al servicio de la causa. Así que se pudo ver a un grupo racial, pero algo limitado en cuanto a la fantasía. Sin embargo, era el de ayer un día de fiesta en Vallecas y el público, que hizo la ola con singular reiteración, se lo perdonaba todo a un equipo que se ha ganado la permanencia de forma espectacular gracias a una segunda vuelta de matrícula de honor.

El Celta, que acumuló ocasiones a la misma velocidad que las desperdició, estaba perdiendo la ocasión de su vida. Al borde del descanso supo del gol de Saviola en La Romareda, y el asunto, el sueño, volvió a tomar aspecto de milagro. Lo siguió intentando, sí, pero cada vez con menos fuerza y, sobre todo, con menos fe.

Y como no había manera de que su rival lograra un gol, el Rayo optó por salir con todo al contragolpe y el tanto de Peragón multiplicó la fiesta y castigó a un Celta que no cumplió con su parte del plan. El Rayo y Vallecas celebraron su permanencia de la mejor manera posible, y rindieron pleitesía al más grande que en el club hubo: Jesús Diego Cota, de profesión, historia viva del Rayo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de mayo de 2002