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Crónica:FÚTBOL Úlitma jornada de Liga

El Tenerife se fue con la luz

Un apagón en el Heliodoro Rodríguez despidió al conjunto canario de la Primera División

Los apagones, a estas alturas no son buenos consejeros. Tan negro estaba el panorama que hasta se fue la luz y prolongó la agonía del Tenerife más de lo necesario. Se retrasó el final de la primera mitad, aunque en la semioscuridad halló fortuna el Tenerife que encontró un penalti donde no había ni peligro. Pero ya se sabe, no conviene dejar los deberes para el último día, sobre todo si dependes del enemigo porque te disputa el puesto en la fila. La victoria del Tenerife era más que previsible: el Athletic era el rival adecuado (inofensivo, desorganizado, desguarnecido) y el árbitro pertenecía a la cofradía de los agradecidos como se advirtió en el penalti señalado a Murillo por acercarse a Bichi Fuertes.

TENERIFE 2 | ATHLETIC 3

Tenerife: Julio Iglesias; Manel, Lussenhoff, Alexis, Basavilbaso; Simutenkov, Bino (Iván Ania, m. 85), Jaime, Martí; Marioni (Hidalgo, m. 60) y Fuertes (Rubén, m. 68)

Athletic: Aranzubia; Murillo, Vales, Ocio, Javi González; Urrutia, Alkiza (Orbaiz, m. 65); Cuéllar, Guerrero (Gurpegi, m. 83), Yeste (Ezquerro, m. 75); y Urzaiz.

Goles: 0-1. M. 10. Urzaiz soprende a Julio Iglesias, muy mal colocado, con un fuerte disparo desde fuera del área. 1-1. M. 16. Centro de Simutenkov desde la derecha y Jaime cabecea absolutamente solo en el área pequeña. 2-1. M. 45 (+). El árbitro señala un penalti inexistente de Murillo a Fuertes que transforma el jugador argentino. 2-2. M. 60. Urzaiz cabecea en el primer palo un libre indirecto de Yeste. 2-3. M. 76. Centro de Ezquerro que cabecea Guerrero

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Lussenhoff, Simutenkov, Murillo y Aranzubia

Unos 20.000 espectadores en el Heliodoro Rodríguez.

Todo partido tiene su anécdota y la primera le tocó a Ismael Urzaiz que marcó un gol porque el portero Julio Iglesias quiso dejar claro desde el principio que no era su día. Lo segundo no era anécdotico, sino tópico: habitualmente el Athletic encaja un gol en el primer cuarto de hora. Y ayer no quiso despedirse sin cumplirlo de la forma más innoble: permitiendo un cabezazo de Jaime en el área pequeña sin asomo de dificultad.

Al final se fue la luz. Aguantó el colegiado, porque aún se vislumbraba lo suficiente para imaginarse jugadas, pero tras el descanso el Heliodoro Rodriguez, en plena oscuridad, con los jugadores esperando en el vestuario a que el chispas encendiera de nuevo el estadio, se convirtió en un estudio radiofónico. Las noticias no eran buenas: el Mallorca remontaba al Valladolid y poco importaba, entonces, que la Real Sociedad empatara al Las Palmas, porque la suma de resultados condenaba a los dos equipos canarios al descenso.

Agonía sin entretenimiento, sin esperanza. Poco importaba en la isla que Jaime y Marioni hubieran dado la vuelta al marcador y hubieran soñado por unos momentos. El Athletic había soñado con la UEFA cuatro minutos; el Tenerife, conn la salvación unos pocos más.

Cuando se fue la luz y el resto de equipos se dedicó a marcar goles, en Tenerife se iba masticando el descenso e invalidando en mayor medida la interminable segunda parte. Las Palmas se hundía en Anoeta coincidiendo con la huída de espectadores del estadio tinerfeño. Nunca una segunda mitad resultaba tan insulsa, tan desagradecida, tan injusta. El apagón era como el último castigo o el último detalle de solidaridad. Cuando la luz apagó el transistor y volvió al campo, el Tenerife ya había descendido y el Athletic se había olvidado de la Copa de la UEFA. Los demás ya habían hecho los deberes; el Athletic y el Tenerife no, y lo pagaron con creces. Tuvieron el deshonor de jugar 45 minutos de la basura y el honor de despedir el campeonato con más pena que gloria. Urzaiz marcó dos goles y sembró de dudas al Athletic por su anunciada marcha; el Tenerife, es una incógnita. Ayer perdió y mortificó un descenso anunciado. Sabe Dios cuando volverá.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de mayo de 2002