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Un fallo técnico causó el accidente de Londres

Un problema en una de las agujas del tendido ferroviario a la entrada de la estación de Potters Bar se perfila como la causa más probable del accidente ferroviario que el viernes costó la vida a siete personas en esta población, a 30 kilómetros al norte de Londres. El ministro de Transportes, Stephen Byers, descartó ayer que el accidente sea consecuencia de falta de mantenimiento de las vías.

"Empieza a parecer bastante clara la causa del accidente: el hecho es que las agujas fallaron bajo el tren", declaró ayer a la BBC el inspector jefe de Railtrack, Alan Sefton. La compañía ha ordenado inspeccionar las agujas en 120 puntos críticos de la red. Poco después del accidente la atención empezó a centrarse en las agujas."Parece cada vez más probable que hayan sido las agujas. Puede haber sido un incidente aislado", declaró ya ayer por la mañana Stewart Francis, presidente del Consejo de Pasajeros del Tren, el organismo encargado de velar por los intereses de los pasajeros de los ferrocarriles británicos. El hecho de que el convoy de cuatro vagones empezara a descarrilar por la cola hacía pensar más en un problema en las vías que en la posibilidad de que el tren tropezara con un objeto extraño. Pero está descartado que la vía estuviera rota, como ocurrió hace dos años en el accidente que costó la vida a cuatro personas en Hatfield, apenas ocho kilómetros más al norte en ese mismo tramo ferroviario.

El estado de la red ferroviaria británica centra las preocupaciones tras el accidente, el quinto de gravedad desde que los laboristas llegaron al poder en 1997. La prensa se preguntaba ayer qué influencia ha podido tener en el accidente el hecho de que Railtrack, la empresa que gestiona la red, señales y estaciones del país, esté intervenida por decisión del ministro de Transportes desde octubre pasado. Railtrack, creada en 1992, fue privatizada por los conservadores en 1996. Desde entonces, los ferrocarriles del Reino Unido han ido de mal en peor.

Gestión privada

En otoño pasado, el Gobierno deTony Blair intentó atajar el problema interviniendo Railtrack, para convertirla en una empresa sin ánimo de lucro pero manteniendo la gestión privada. "No hay ninguna duda de que el hecho de que Railtrack esté en administración no ha afectado al mantenimiento, y algunos han declarado que el mantenimiento ha mejorado en meses recientes", dijo Byers tras visitar ayer el lugar del accidente. "No voy a especular sobre las causas de este incidente. Cuando la gente conozca todos los detalles podrá sacar sus propias conclusiones.Pero no hay duda de que las inversiones en términos de mantenimiento han aumentado", aseguró.

El accidente, que se produjo el viernes a la una de la tarde, causó la muerte de siete personas al descarrilar el tren cuando circulaba 160 kilómetros por hora. El vagón de cola se desplazó varios cientos de metros en perpendicular a las vías y acabó atrapado entre el andén y el techo de la estación.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de mayo de 2002