Manuel Pizarro sustituye el martes a Rodolfo Martín Villa en la presidencia de Endesa. Un cambio en apariencia tranquilo -el vicepresidente asciende a propuesta del presidente-, pero que coincide con la reciente aprobación de un giro estratégico en las prioridades del grupo para los próximos cinco años. Sus mercados originales, el doméstico y los energéticos, desplazan como prioridad a la expansión internacional y a la diversificación hacia otros sectores.
Endesa ha duplicado su tamaño en el último lustro bajo la presidencia de Martín Villa, pero también ha multiplicado por 3,5 su endeudamiento y se ha hecho más vulnerable a la competencia y a crisis regionales y sectoriales como las que en estos momentos atraviesan Latinoamérica y las telecomunicaciones. Los resultados del primer trimestre, que se han salvado gracias a las plusvalías obtenidas por la venta de Viesgo, avalan el cambio de rumbo.
Se ha cerrado una etapa y empieza otra que pasa por recortar la elevada factura de esta expansión, concentrar los esfuerzos en consolidar su hegemonía en un mercado doméstico abierto a la competencia, y aumentar la rentabilidad. Pizarro, además, tendrá que afrontar otras asignaturas pendientes como la mejora de márgenes, una mayor calidad en los servicios que presta y completar el desarrollo de los negocios de gas.
Asume la presidencia, además, con unas negociaciones en marcha entre los operadores y la Administración sobre el nuevo marco retributivo para las eléctricas, que pretenden que sea estable y suficiente para incentivar las inversiones, y en medio de una creciente campaña, en la que se han implicado los principales ejecutivos de Endesa, para que se autorice la instalación de nuevas centrales nucleares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de mayo de 2002