El River confirmó una jornada antes del final aquello que se sabía desde el comienzo, que sería el campeón del torneo Clausura de la Liga argentina si el equipo no atentaba contra sí mismo y marcaba los goles en propia puerta por la diferencia abismal de calidad y cantidad de jugadores que tiene sobre el resto.
Ayer, en la penúltima jornada, goleó (5-1) al modesto Argentinos Juniors, ya condenado al descenso a Segunda junto con el Belgrano, y obtuvo su título número 30º desde que se inició la disputa de la liga profesional en 1931. El River mantuvo su ventaja de cuatro puntos sobre el Gimnasia y Esgrima, vencedor a su vez del Talleres por 1-0. Ramón El Pelado Díaz, que soportó esta semana las críticas de una parte de la directiva y se enfrentó con algunos jugadores de la plantilla, se convirtió en el entrenador que más títulos ganó al conseguir su séptimo torneo, uno más que los logrados por el mítico Angel Labruna.
La clave del River fue la columna vertebral integrada por jugadores de gran experiencia como el portero Angel Comizzo, de 40 años, el defensa central paraguayo -y ex atlético- Celso Ayala, el lateral, también paraguayo, Ricardo Rojas y los volantes Burrito Ortega y Chacho Coudet, a los que luego se sumó Claudio Husaín, con la calidad de pibes consagrados como Esteban Cambiasso, cedido por el Real Madrid, Cristian Ledesma, y la revelación del media punta Andrés D'Alessandro y el goleador Fernando Cavenaghi, pichichi del torneo con 14 goles. La mezcla dio el resultado esperado.
El peor torneo
La goleada y el festejo de la multitud que colmó el estadio del River no oculta para la mayoría de los aficionados la sensación de que este torneo fue el peor de los últimos veinte años. El propio campeón fue un equipo irregular que desanimó por momentos a sus fanáticos. Los chavales que debutaron con apuros en la mayoría de los clubes cubrieron con entusiasmo las ausencias de los que se marcharon antes, pero no resistieron físicamente el maratón de un campeonato apretado y obligado a terminar un mes antes de lo habitual para que no coincida con la Copa del Mundo.
Los estallidos de violencia obligaron a la suspensión de algunos partidos y se habló más de las deudas, de los pasivos, de las posibles quiebras y de los traspasos, que seguramente se convertirán desde hoy mismo en fugas masivas de jugadores porque el devaluado peso ya no puede competir contra la mínima oferta en dólares. La medida de la calidad la dio el entrenador de Argentina, Marcelo Bielsa, que sólo se llevó de aquí a dos jugadores, Ortega y Husaín, los dos del River, para el Mundial.
Los cinco últimos goles de River ayer, tras adelantarse Pisculuchi para Argentinos, fueron obra de Cambiasso, Domínguez y tres de Cavenaghi. Jugaron : Lux; Garcé, Ayala, Rojas; Coudet, Ledesma, Cambiasso, Zapata; D'Alessandro; Domínguez y Cavenaghi.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de mayo de 2002