La policía busca al autor o autores de la muerte de Déborah Fernández-Cervera, la joven de 22 años de Vigo cuyo cadáver fue encontrado el viernes después de 11 días de desaparición, en su entorno afectivo y de relaciones próximas. El hallazgo del cuerpo y los datos de la autopsia reorientan la investigación del caso desde la perplejidad y desconcierto por los que navegó durante 11 días. Déborah perdió la vida violentamente horas después de desaparecer, sobre las 20.30 del 30 de abril. En su cuerpo no se han encontrado indicios de agresión sexual. Ayer fue enterrada en Vigo.
¿A qué coche subió Déborah Fernández-Cervera cuando volvía a casa? Era una pregunta clave y sin respuesta en los planteamientos policiales que investigaban su desaparición y a la que ahora acaso pueda dársele respuesta, pero por otras vías. Nadie la vio subirse a ningún coche. Es poco probable, por la hora y el lugar, que fuera introducida mediante la fuerza, con riesgo de alboroto. Ella vestía chándal, podía correr, acaso estuviera ya muy cerca de su casa (la playa de Samil y el barrio donde vive la familia, Alcabre, son colindantes). La hipótesis de que se subió al coche voluntaria y despreocupadamente cobra más peso.
Esta teoría también queda reforzada por los destrozos que le infligieron a Déborah en el rostro, hasta hacerlo irreconocible, indicio que se relaciona con una propensión frecuente entre homicidas que son próximos a la víctima.
De la ropa que vestía en el momento de la desaparición sólo se ha encontrado el cordón del chándal junto al cadáver. Es posible que éste permaneciera oculto algún día en otro lugar distinto de donde finalmente fue hallado, en una cuneta de la carretera comarcal Baiona-A Guarda, a 30 kilómetros de Vigo. Aquí permaneció casi todo el tiempo, desnudo y apenas cubierto por los matorrales, mientras se desarrollaba una intensa campaña de búsqueda por todos los medios posibles y que no dio ningún resultado.
En la investigación participan intensamente varios departamentos policiales y de la Guardia Civil, además de la Interpol, a la que ya se le había dado parte en el caso de la desaparición. También se esperan aún datos reveladores de las muestras extraídas en la autopsia, que fueron trasladadas a Madrid para su análisis detallado.
Al entierro de Déborah, en un panteón del cementerio de Pereiró, de Vigo, asistieron ayer varios centenares de personas, entre ellas el alcalde de la ciudad, Lois Pérez-Castrillo; la consejera de Asuntos Sociales de la Xunta, Corina Porro, amiga de la familia; varios concejales, y otros políticos y empresarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de mayo de 2002