Las puertas que el ex presidente Jimmy Carter pueda abrir en Cuba para mejorar las relaciones entre ambos países no van a cambiar los planes de George W. Bush. El presidente sólo cree en la política de mano dura con Fidel Castro y se dispone a endurecerla aún más la próxima semana. Las nuevas medidas reforzando el embargo económico son las que ha estado esperando el exilio cubano desde que Bush llegó a la Casa Blanca, en gran parte ayudado por sus votos.
Bush hará el anuncio el 20 de mayo, el mismo día que tiene previsto viajar a Miami para reunirse con líderes del exilio.
La Casa Blanca ha insistido en que la coincidencia de fechas con el viaje de Carter y con la recaudación de fondos de campaña es 'irrelevante'. Los portavoces de Bush sostienen que la revisión de la política hacia Cuba se inició en enero con la llegada de Otto Reich al Departamento de Estado como subsecretario a cargo se asuntos hemisféricos. Reich, nacido en Cuba, dijo la semana pasada en Miami que la única estrategia que el Gobierno contempla es la de reforzar las sanciones previstas en el embargo, pero dejó abierta la posibilidad a otras vías de presión. 'Tenemos muchas armas a nuestra disposición, políticas, económicas, diplomáticas y militares'. A instancias de Reich, la CIA desclasificó en días pasados documentación sobre fabricación y exportación de armas biológicas a países del eje del mal, que dio origen después a una acusación formal del Departamento de Estado.
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La nueva política del Gobierno de Bush incluye una mayor restricción a los viajes de estadounidenses a la isla, la financiación de la disidencia y un incremento de las emisiones de Radio y TV Martí desde EE UU. Bush también puede activar el controvertido Título III de la Ley Helms-Burton, que abre los tribunales estadounidenses a demandas contra los inversores extranjeros en Cuba.
Los grandes perdedores serán los agricultores y empresarios de EE UU que llevan años abogando por el levantamiento del embargo. Esto representa un paso atrás con lo que habían conseguido en el último tramo de la presidencia de Clinton y, el año pasado, en el Congreso, que autorizó la venta de medicinas y alimentos al régimen de La Habana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de mayo de 2002