Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:CRÍTICA | TEATRO

Pobre comedia

Hay veces que cuesta comprender que se escriban obras como ésta, pero todavía es más difícil de entender que se ensayen, que se monten, que se dé el visto bueno, que lleguen sin problema a los escenarios institucionales. El asunto va de dos infelices, dos somniatruites, que simultanean la precariedad de sus empleos basura con grandes planes ilusorios acerca de su futuro, para quedarse al final, después de varios desengaños absolutamente tópicos, en el lugar que ocupaban al principio.

El mensaje ese es regusto progre e impostado por la figura del perdedor, aunque para ello haya que echar mano de personajes que rozan la grave minusvalía psíquica, ya que ni hay argumento ni desarrollo ni nada que se parezca a una obra dramática, sólo la afición fingida de sus creadores hacia el perdedor, trufado todo ello con un rosario insufrible de chistecitos, ocurrencias al tuntún y observaciones graciosillas que se convierten en una especie de tics de recurso ante la ausencia de otros materiales de mayor peso a los que agarrarse. Los actores están como están, es decir, dentro de los límites de lo normal en relación con los papeles que les toca defender, y no en vano Manuel Ochoa y Alvaro Báguena han ganado su prestigio en otros trabajos. El resto, incluyendo una dirección más propia del peor y más amateur café teatro, mejor es olvidarlo.

Miss Ceuta

De Roberto García, por L'Horta Teatre. Intérpretes, Alvaro Báguena, Manuel Ochoa, Juan Pablo Mendiola. Iluminación, Ximo Díaz. Vestuario, Rocío Cabedo. Escenografía, Enric Juezas. Espacio sonoro y dirección, Roberto García. Teatro Talía. Valencia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de mayo de 2002