El Senado norteamericano se negó ayer a renunciar a sus atribuciones fiscalizadoras sobre política comercial y aprobó una enmienda a la ley de promoción comercial (llamada fast track) que, según la Casa Blanca, deja al presidente sin la capacidad que buscaba de negociar abiertamente con terceros. La enmienda obliga al presidente a someter potenciales acuerdos al visto bueno y retoque del Senado. El secretario de Comercio había anunciado que si se votaba esa enmienda recomendaría al presidente que vetara la ley.
El Senado cuenta con una mínima mayoría demócrata, pero la votación no se realizó conforme a patrones partidistas. El presidente lleva 15 meses peleando por contar con una ley de vía rápida que le permita negociar directamente acuerdos con otros países. Según esa ley, los acuerdos que él pactara deberían ser elevados al Senado, que podría aprobarlos y rechazarlos, pero no retocarlos.
Los senadores, que ya en 1994 negaron esa pretensión a Bill Clinton, volvieron ayer a defender su derecho a tener la última palabra. Alegan que quieren garantizar que los intereses de los trabajadores norteamericanos quedan defendidos ante las exigencias que puedan plantear otros países deseosos de cambiar medidas proteccionistas como las recientemente aceptadas para el acero o la agricultura.
Por otra parte, la Comisión Europea, en representación de la Unión Europea, notificó ayer ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) las dos listas de productos estadounidenses que serán sancionados en las fronteras comunitarias con aranceles de hasta el 100% si Estados Unidos sigue cerrando su mercado a las importaciones de acero europeas, informa Sandro Pozzi.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de mayo de 2002