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Leguina renuncia a pugnar por la alcaldía de Madrid para no dividir al PSOE

No pudo ser. Y, además, fue imposible. Joaquín Leguina reconoció ayer que era incapaz de luchar contra el aparato de la dirección socialista. Y presentó su renuncia a competir con Trinidad Jiménez, la candidata de la ejecutiva federal socialista, por la alcaldía de Madrid. Solo, sin apoyo -siquiera simbólico- de la dirección madrileña, Leguina compareció para dar por cerrada una batalla que -seguramente- siempre supo perdida.

Pero no estuvo amargo. No perdió ni por un momento su buen humor. Votará a Trinidad Jiménez, dijo. 'Mantener mi candidatura sólo hubiera servido para dividir a los socialistas madrileños. Y en esas circunstancias, prefiero dejarlo', aseguró. Luego reconocería que el censo que el secretario de organización, José Blanco, le había entregado era incompleto y que en él no se recogían los teléfonos de los militantes.

Lo que no dijo en la conferencia de prensa sí se lo está contando a los militantes socialistas en carta personal, a la que ha tenido acceso este periódico. En su escrito, Joaquín Leguina desvela que un lunes de otoño del pasado año José Blanco le llamó y le pidió discreción para 'no abrir melones antes de tiempo'.

El problema es que tres días después se publicó en la prensa que la candidata de la ejecutiva federal socialista a la alcaldía de Madrid era Trinidad Jiménez.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de mayo de 2002