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Carter defiende la democracia en Cuba en un discurso televisado

El ex presidente estadounidense pide al régimen cubano una apertura hacia el pluralismo y las libertades

El ex presidente norteamericano James Carter pidió anoche en un discurso transmitido en directo a toda Cuba por radio y televisión, que la revolución acometa un proceso hacia su integración en la democracia hemisférica, con libertad para formar partidos políticos, convocar elecciones y viajar libremente. Flanqueado por la bandera de su país en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, y en una intervención sin precedentes, solicitó a las autoridades cubanas que permitan el viaje de un relator de la ONU a Cuba y que la Cruz Roja visite las prisiones de la isla. Carter confió en que el Congreso de EE UU levante pronto el embargo impuesto a la isla hace cuatro decenios.

"¿Será posible que este nuevo siglo pueda encontrar a dos vecinos que vivan en paz y armonía?. He venido aquí en busca de una respuesta a esta pregunta", dijo. "Algunos piensan", agregó, "que esta respuesta es sencilla: que Estados Unidos acabe el embargo, y hay otros en mi país, que creen que la respuesta es que el presidente de Cuba deje el poder y convoque elecciones libres. No hay duda que este asunto merece una evaluación más profunda".

Carter precisó que no había viajado a Cuba para interferir en sus asuntos internos sino "a extender una mano de amistad hacia el pueblo, y ofrecer una visión de futuro para nuestros dos países y las Américas". "Ésta es una visión que incluye a una Cuba totalmente integrada en un hemisferio democrático que participa del Aérea del Libre Comercio de las Américas, y con ciudadanos que viajan sin restricciones para visitarse entre sí".

Los himnos de Cuba y Estados Unidos abrieron un acto que contó con la asistencia de Fidel Castro, miembros de su Gobierno, personalidades académicas, un grupo de los 49 estudiantes estadounidenses matriculados en el centro, y familiares de los cinco cubanos encarcelados en EE UU por espionaje.

Dando por supuesto el eje central del discurso de Carter, cuyo contenido adelantó el lunes el propio ex mandatario, Castro pidió horas antes replantearse el concepto de democracia y derechos humanos, y dijo que no podrían existir en un sistema que no asegure a sus ciudadanos las necesidades fundamentales: "¿Cómo puede haber justicia sin saber leer y escribir? ¿Cómo puede haber libertad sin justicia ni igualdad?".

Con anterioridad, Carter había visitado la Escuela de Trabajadores Sociales de Cojimar, cerca de La Habana, donde anunció que en el discurso, pronunciado anoche, abordaría la historia y las diferencias de los sistemas de gobierno de EE UU y Cuba. "En Estados Unidos creemos que es muy importante tener absoluta libertad de expresión y de reunión. Nos enorgullecemos de nuestras libertades para criticar a nuestro Gobierno y cambiarlo votando en elecciones", declaró. "Nuestra gente es completamente libre para establecer sus propios negocios", agregó Carter. Acto seguido elogió al Gobierno cubano por el desarrollo de "un sistema fabuloso de educación y salud" y por sus esfuerzos en favor de la igualdad de oportunidades.

Los señalamientos en favor de la democracia de Carter, quien en todo momento ha combinado críticas y elogios con gran sutileza, no parecen preocupar demasiado a las autoridades cubanas, que ven en esta visita un importante espaldarazo a quienes, dentro de EE UU, presionan a la Casa Blanca para flexibilizar el embargo y avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales. Las gestiones de Carter, que durante su presidencia (1977-1981) abrió oficinas de intereses, autorizó los viajes de turistas estadounidenses a la isla y el comercio a través de subsidiarias norteamericanas en terceros países, sintonizan con los intereses de grupos económicos y políticos que visitan Cuba cada vez con más frecuencia.

"Nunca antes ha sido tan fuerte la presión y tantos los actores que piden un cambio de política hacia Cuba", dijo a este diario un funcionario cubano experto en temas de Estados Unidos. El mismo funcionario reveló que en todo el año 2001 visitaron Cuba 12 congresistas de EE UU, mientras que sólo en los cuatro primeros meses de 2002 han viajado 16 legisladores, 4 senadores y 16 asistentes congresionales. Otro dato elocuente es la cantidad de delegaciones norteamericanas que ha recibido el Parlamento cubano en los últimos años. En 2000 fueron 59, en 2001 llegaron a 87 y en lo que va de año ya han visitado la isla 52 delegaciones norteamericanas.

Aunque para el Gobierno cubano es incómodo que un huésped como Carter critique las bases de su sistema político unipartidista, los beneficios de la visita saltan a la visita. Ayer mismo, el rechazo de Carter a las acusaciones del Gobierno norteamericano de que Cuba podría estar fabricando armas biológicas y transfiriendo esta tecnología a países enemigos de EE UU fue agradecido por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Buena música y béisbol

Carter cenó el lunes la típica comida criolla: arroz, frijoles, frituritas de malanga y ropa vieja. Pero no lo hizo en un restaurante del Estado, sino en una de las mejores paladares de La Habana, La cocina de Lillian, acompañado de los embajadores de México, España, Canadá y la ONU, que fue la que invitó. Los dueños de este restaurante no quisieron abrumar a Carter con demasiados lujos y le sirvieron como al resto de los clientes. El lunes el ex presidente visitó el sanatorio de La Habana donde se atiende a los pacientes con sida, 2.845 en toda la isla, según datos oficiales. Carter preguntó por el factor de riesgo que suponía el turismo sexual y la existencia de prostitutas en los hoteles. Médicos cubanos le respondieron que efectivamente este factor estaba contemplado, pero que no era un grave problema, pues, debido a la escasa prevalencia del sida en la isla, era más fácil que las prostitutas resultasen contagiadas por los extranjeros que a la inversa. Por la tarde, después de visitar el rectorado de la Universidad de La Habana y de pronunciar un discurso en el aula magna, el ex presidente se fue al estadio Latinoamericano, donde presenció un partido de béisbol entre dos equipos. 'Nuestros países tienen en común la buena música y el béisbol', había dicho Carter, declarado forofo del juego, deporte nacional en EE UU y en Cuba.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de mayo de 2002

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