Con una mezcla de orgullo y de enorme desolación, el entrenador del Bayer Leverkusen, Klauss Toppmöller, de 49 años, rugió contra la mala fortuna de su equipo en la presente temporada. En la que se quedó a las puertas de todo. Perdió a última hora la Liga a manos del Borussia Dortmund, la Copa alemana ante el Schalke 04 y la Copa de Europa ante el Madrid. "¿Qué clase de dios tiene el fútbol que nos ha castigado con tanto sufrimiento el gran esfuerzo que hemos hecho?", se preguntó retóricamente el preparador alemán. No sólo esfuerzo: el Bayer ha sido un conjunto que ha resquebrajado la tacañería de los últimos años del fútbol alemán con una apuesta fresca, moderna y, sobre todo, agradable de ver para el espectador. Claro que todo eso lo ha hecho con un escaso número de efectivos. Con un lanchita que se ha enfrentado a grandes transatlánticos. "Hemos jugado casi todo el año con 13 o 14 jugadores. Ésa era nuestra plantilla y creo que le hemos sacado el máximo rendimiento. Se lo agradezco sobre todo a los jugadores", explicó Toppmöller. Especialmente a los que actuaron lesionados, como el delantero Oliver Neuville, que jugó más de un mes con el dedo meñique de su pie derecho roto.
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Por si fuera poco, las bajas para la final del central Novotny y del interior izquierdo Zé Roberto minaron todavía más al Leverkusen. "Hemos hecho un gran partido. ¿Cuántas ocasiones tenemos que tener para ganar un partido? Pero jugamos ante el Real Madrid, el mejor equipo de mundo, y Zidane marca un gol maravilloso contra el que poco se puede hacer. Si acaso tener más atención táctica para que Roberto Carlos no hubiese centrado ese balón".
El comportamiento de Toppmöller y de su equipo con el Madrid fue siempre ejemplar. Nada más terminar el partido, el técnico buscó uno por uno a los jugadores madridistas para felicitarlos. Después, cuando los chicos de Del Bosque daban la vuelta de honor, los del Leverkusen, desde uno de los córners, los aplaudieron. Resultó emocionante. De manera que Hierro, que lo advirtió, se marchó a esa esquina a abrazar a Neuville, con quien se había batido durante el encuentro. Los abrazos entre jugadores de ambos equipos fueron constantes.
Por otro lado, Toppmöller estaba realmente orgulloso de haber llegado hasta aquí. "Si alguien nos lo dice a principio de temporada, seguro que lo mandamos al manicomio. Así que es para estar felices".
Sí, pero duele, duele mucho. "El fútbol puede ser muy cruel, y con nosotros lo ha sido". Además, ¿qué va ser del Leverkusen la campaña que viene? "Eso todavía es peor", agregó el técnico. "Vamos a ver como se van nuestros mejores jugadores: Ballack, que ha sido el máximo goleador , y Zé Roberto, que ha sido el más que pases de gol ha dado . Tendremos que buscar a jugadores jóvenes y formarlos. No nos queda más remedio".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de mayo de 2002