El ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, tuvo que afrontar ayer las críticas de la oposición y los sindicatos, preocupados por el escaso fuelle de la economía nacional, que apenas experimentó crecimiento alguno en el primer trimestre de 2002, con un aumento del producto interior bruto (PIB) del 0,1% en relación con el mismo periodo del año anterior y un modesto 0,2% frente al trimestre anterior. Diversos analistas descartaron que Italia pueda cumplir la previsión gubernamental de un crecimiento económico del 2,3% para 2002.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de mayo de 2002