Francisca R. O. ingresó tras la agresión en la unidad de cuidados intensivos del hospital universitario Reina Sofía de Córdoba. Aunque precisa de ventilación mecánica, el estado de la mujer es estable y su pronóstico, reservado salvo complicaciones.
Francisco V. M. abandonó el lugar de la agresión, para entregarse, horas después, en el cuartelillo de la Policía Local de La Rambla, una localidad situada a unos 14 kilómetros de La Carlota, al sur de la capital.
La Policía Local le retuvo y avisó a la Guardia Civil, que efectuó la detención de Francisco V. M. por homicidio en grado de tentativa.
Cuando los agentes se acercaron al supuesto agresor, éste estaba todavía en posesión del cuchillo, y llevaba las manos y las ropas manchadas de sangre.
Los hechos se produjeron sobre las 0:50 horas del jueves en el domicilio de la víctima, situado en la calle Venezuela. Francisca R. O. vivía sola con su hija pequeña; se habían mudado hace aproximadamente un mes.
Según el relato de los vecinos, después de medianoche Francisco V. M. llamó a la puerta de la casa. La niña le abrió y le dijo que su madre no estaba, pero él entró de todas maneras, buscó a la mujer y la apuñaló con un cuchillo que llevaba consigo, lo que, como indicaron fuentes de la Guardia Civil, es signo de premeditación.
La Guardia Civil asegura que hubo una fuerte discusión antes del apuñalamiento de Francisca R. O.; los ocupantes de una vivienda cercana comentaron que transcurrió muy poco tiempo entre la entrada del presunto agresor a la casa y el momento en que les llegaron las voces aterrorizadas de la víctima y de su hija. Los vecinos oyeron gritos y ruidos. Poco después vieron cómo la niña salía a la calle pidiendo socorro. 'Decía 'ayudadme, que han matado a mi madre', repitió un testigo.
Cuando pudieron entrar los vecinos en la vivienda encontraron a Francisca R. O. en el suelo, inconsciente y bañada en sangre. Presentaba numerosas heridas en el pecho y en el vientre. 'Nosotros teníamos miedo de que él estuviera dentro todavía', señaló el mismo testigo, 'pero se fue muy rápido, en cuestión de segundos'.
En el momento en que llegó la Policía, el presunto agresor ya había desaparecido de la zona. Los vecinos cuentan que la pareja tiene otra hija mayor, que hasta ahora vivía con su padre, pero no pudieron aportar más detalles porque hacía sólo un mes que la mujer vivía en el barrio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de mayo de 2002