Parece que el populismo gana terreno de nuevo en el viejo continente. Le Pen, Hayder, Fortuyn y tantos otros avivan la semilla del odio y respaldan ideológicamente a quienes no admiten la diferencia de culto, origen, idearios... ¿Qué nos depara la voluntad popular para el futuro?, ¿qué es lo que falla en nuestra sociedad para que estos personajes adquieran relevancia?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de mayo de 2002