Los conciertos de la Universidad Complutense suelen alternar, con laudable criterio, las obras y autores del gran repertorio con otras que no suelen escucharse. Por ejemplo, la Sinfonía en do de Ricardo Wagner, escrita en Leipzig el año 1832, esto es, cuando su autor no había cumplido los 20. Fue aplaudida con calor pues la versión de la Filarmónica de Francfort (o Brandenburgisches Staatsorchester), dirigida por Heribert Beissel, puso su competencia profesional y su mejor entusiasmo al servicio de este Wagner beethoveniano que debía evolucionar rápidamente para definir su camino operístico y renovador.
Doce años después, Mendelssohn consigue en su Concierto en mi menor, para violín una obra perfecta, equilibrada, tersa y luminosa sin la cual el repertorio de los maestros del arco sería un poco más pobre. Lo protagonizó ahora el estadounidense de origen moscovita Shlomo Mintz, un virtuoso instrumentista y sobrio músico que parece seguir las huellas de un Menuhin o un Stern. Se trata, como es bien sabido, de uno de los grandes de nuestro tiempo cuyo sonido puro, limpio y expresivo tiene algo de magia, cuyo talento conviene excepcionalmente a los pentagramas, entre clásicos y románticos, de Mendelssohn Bartholdy. La reacción de la audiencia le obligó a una propina de gran brillantez.
Ciclo de la Universidad Complutense
Orquesta Filarmónica de Francfort. Director: H. Beissel. Solista: S. Mintz (violinista). Auditorio Nacional. Madrid, 16 de mayo.
Hace años, Los preludios de Franz Liszt, que datan de 1853, se programaban hasta la saciedad, mientras actualmente no pueden competir, en frecuencia, con algunas sinfonías de Mahler, Bruckner o Shostakóvich. Sin embargo, el poema, como tantos otros de Liszt, no merece olvido en su gran aliento poético -ligado a Lamartine-, su variedad y objetiva dramaturgia y el esplendor orquestal. El maestro Beissel y su formación marcaron un nuevo alto índice de profesionalidad ovacionado por todos y premiado con una afectiva y lírica obra de Elgar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de mayo de 2002