Quisiera expresar mi consternación por el funcionamiento sancionador del Instituto Príncipe Felipe, del barrio del Pilar, en Madrid, que se libra, mediante expedientes disciplinarios y expulsiones a mitad del curso académico, de los alumnos de ESO que plantean problemas. Eso acaba de sucederle a mi hijo (13 años), pero no es el único.
Los directivos de este instituto han forzado la expulsión (eufemísticamente 'cambio de centro') de mi hijo y de otros compañeros (entre ellos, un niño de color), en pleno curso, y sin decir cómo ni adónde serán enviados los niños, a quienes se priva de toda motivación para seguir asistiendo a clase.
Para colmo, nos dicen que lo notificarán a la comisión de absentismo escolar.
No creemos que éste sea el mejor modo de cumplir los ideales de la LOGSE. Se sanciona y expulsa, sin más, en lugar de corregir y educar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de mayo de 2002