El Fianna Fáil ha obtenido un triunfo arrollador en las elecciones de Irlanda que le permitirá seguir gobernando. El primer ministro, Bertie Ahern, rozaba anoche la mayoría absoluta, aunque el lento recuento del sistema electoral irlandés aún no había terminado. Mientras el Sinn Fein obtuvo una espectacular subida de votos que no le dio todos los escaños que se le atribuían, los democristianos del Fine Gael sufrieron un descalabro fenomenal y los laboristas no cumplieron sus expectativas.
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En las elecciones celebradas el viernes y escrutadas ayer, los irlandeses renovaron su confianza en el Fianna Fáil, el partido conservador, nacionalista moderado, y dieron su espaldarazo al proceso de paz en el norte de la isla incrementando de manera muy importante el voto al Sinn Fein. Los republicanos ven premiada así su apuesta por la vía de la paz en su objetivo de unificar la isla de Irlanda. Los electores llevaron al Parlamento de Dublín a Martin Ferris, un antiguo guerrillero del IRA que arrolló en el primer recuento de su circunscripción, Kerry Norte, en el extremo suroeste de la isla, un remanso de paz comparado con los turbulentos condados del norte.
Triunfo personal
El Fianna Fáil, que necesita 84 escaños para tener la mayoría de los 166 que forman el Parlamento, se había asegurado ya 63 a primera hora de esta madrugada. El Fine Gael tenía garantizados 21, los laboristas 18, el partido de los Progresistas Demócratas 4, los Verdes 5, el Sinn Fein 3 y el resto de partidos y candidaturas independientes, 11. Los demás escaños estaban aún en el aire. Ahern, que ha obtenido un gran triunfo personal al conseguir un segundo mandato para gobernar y, probablemente, la primera mayoría absoluta del Fianna Fáil en 25 años, cantó victoria a primera hora de la noche.
Para el Fine Gael, que ha perdido seis puntos respecto a 1997, los comicios han sido un desastre. Así lo reconoció su líder, Michael Noonan, que dimitió en cuanto se conocieron los primeros resultados. Tras 20 años entre los bastidores del partido, su liderazgo ha sido efímero. El anterior líder y ex primer ministro, John Bruton, dijo que no está interesado en volver.
Para los Laboristas estas elecciones también han supuesto una decepción porque no han conseguido el estirón que les otorgaban los sondeos. Su líder, Ruidarí Quinn, estuvo a punto de quedarse fuera del Parlamento y sólo consiguió su escaño en el último recuento, que le permitió captar el voto de aquellos candidatos que quedaban eliminados. El sistema irlandés, en el que los electores pueden votar a todos los candidatos de su circunscripción en el orden que quieran, permite atribuir esas segundas o terceras opciones a medida que los sucesivos recuentos van eliminando candidatos, bien porque ya han sido elegidos, bien porque ya no pueden alcanzar el mínimo necesario para seguir en el recuento.
Los Progresistas Demócratas, que han formado coalición con el partido de Ahern en la pasada legislatura, han obtenido un resultado mejor de lo esperado, al igual que los Verdes. Menos sorprendente por ya anunciado es el progreso del Sinn Fein, que ha pasado del 2,5% a superar el 6%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de mayo de 2002