El portavoz del Gobierno militar paquistaní, general Rashid Qureshi, no excluía ayer una guerra a gran escala contra India, aunque estimaba más probable un ataque indio contra la Cachemira paquistaní. El ataque de radicales islámicos al Parlamento indio en diciembre pasado desató la actual tensión. India retiró entonces a su embajador en Islamabad y ambos países, que tienen armamento nuclear, reforzaron sus tropas a lo largo de la frontera común, sobre todo en Cachemira.
Los esfuerzos de EE UU y la UE y la decisión del presidente paquistaní, Pervez Musharraf, de ilegalizar a dos grupos radicales que combaten en Cachemira, calmaron algo los ánimos pero el ataque del martes pasado, con 35 indios muertos, llevó a Nueva Delhi a expulsar al embajador paquistaní, medida considerada preámbulo de una respuesta militar. En la vieja rivalidad entre estos dos países surgidos tras la retirada del Imperio Británico y la partición del subcontinente, en 1947, vuelven a sonar de nuevo tambores de guerra. Y como en dos de las tres contiendas que les han enfrentado en este medio siglo, Cachemira es la fuente de discordia.
India se comprometió en 1947 a celebrar un referéndum en el Estado de Jammu y Cachemira, el único de mayoría musulmana del nuevo país, para determinar su anexión a India o Pakistán. Pero, tras la primera guerra entre los dos países que dejó dos tercios de Jammu y Cachemira bajo control indio, según la línea trazada por la ONU, la consulta se pospuso hasta abandonarse. A finales de los ochenta surgió un violento movimiento de liberación, que, a pesar de contar con el apoyo de Pakistán proponía una tercera vía: la independencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de mayo de 2002