Soy aficionado a la ópera, y como tal he tratado de conseguir un abono para el festival de verano 2002, que organiza el Teatro Real de Madrid.
Para poder obtenerlo he estado 24 horas antes del primer día de venta haciendo cola en el teatro.
He conseguido la entrada, pero el motivo de mi carta es que me parece indecente que se hayan adjudicado abonos de dicho festival a personas que ni han aparecido por taquilla ni han accedido a la venta telefónica de Caja Madrid.
Antes, con el odiado por algunos sectores señor Cambreleng, todo el mundo, hasta los trabajadores del teatro, tenían que conseguir su abono mediante taquilla o venta telefónica, no por amiguismo. No tengo nada más que decir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de mayo de 2002